Estudiantes, con el pie izquierdo
Edición Impresa | 10 de Febrero de 2013 | 00:00
COMENTARIO
Por ANIBAL GUIDI
Marcos Gelabert, de tiro libre, puso arriba a Estudiantes en el arranque del partido. Rubén Botta -que anda derecho- y Alejandro Donatti, de cabeza, posibilitaron que Tigre se fuera al descanso ganando por dos a uno. Y Gabriel Peñalba, en complicidad de Silva, estampó el definitivo 3-1 en el complemento, pero previamente el golero albirrojo le había contenido un penal a Gastón Díaz.
El Matador, que pudo dar vuelta el marcador en el Estadio Ciudad de La Plata, sumaba dos partidos sin ganar, con un empate y una derrota, mientras que con esta victoria en calidad de visitante cortó una serie de nueve partidos sin ganar (5 empates y 4 contrastes).
Mientras que Estudiantes, que redondeó el peor partido desde que asumió Cagna, sumó ahora dos caídas en serie, al tiempo que de local tenía tres triunfos al hilo.
Cuando a Estudiantes la noche se le vino en pleno día, afloraron, y hasta potenciados, los mismos inconvenientes que ya habían encendido una alarma, la semana pasada, en la caída amistosa frente a San Lorenzo.
Si bien el equipo albirrojo había arrancado muy metido, presionando y atacando, con lo que le desnudó muchos problemas en el fondo a su rival, todo lo cual redondeó con el golazo de tiro libre de Marcos Gelabert (de derecha, puso el balón en el ángulo superior derecho, imposible para García), de pronto, cuando incluso seguía merodeando el área visitante en procura del segundo, se quedó sin aire, piernas y, lo más preocupante, sin ideas. Tigre, que no había ganado de visitante en todo el Inicial, dio un decidido paso adelante. Y lo hizo exponiendo claridad en el manejo del balón, solidez como equipo e inventiva, algo que con el correr de los minutos fue perdiendo el once local.
Así, el equipo de Gorosito llegó al empate. Con un tiro libre que llegó desde la derecha, medió una mala salida de Silva (chocó con Orbán) y Botta, con remate cruzado desde ángulo cerrado puso el 1 a 1. Allí el partido sufrió un vuelco impensado. Los de Victoria se decidieron, se amigaron con la pelota y terminaron acorralando a su rival y finalmente, llegaron al segundo tras un cabezazo violento y perfecto de Donatti a los 44’, tras otro tiro libre (fueron una pesadilla para Estudiantes) que llegó desde la derecha. En el complemento, Tigre persistió en esa actitud, marcó clarísimas diferencias con un Estudiantes errático y sin actitud, como lo afirmó luego el propio Cagna. Tuvo opciones concretas para marcar el tercero (palo de Leguizamón y el penal que Silva le atajó a Díaz) e infinidad de contras desperdiciadas, porque el fondo era un tembladeral. Estudiantes nunca reaccionó y terminó con la guardia baja. Peñalba, a los 30’, desde afuera y ante otra floja reacción de Silva, sentenció la historia. El sueño albirrojo, terminó en pesadilla.
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