Gladiador

ENTREVISTA Por ADRIAN D’AMELIO

La nota se pactó en el barrio porteño de Palermo, en las oficinas de una firma de servicios integrales de relaciones públicas y comunicación. El personaje en cuestión aguarda el encuentro con este medio, rodeado de una importante cantidad de personas, que lo requiere para distintas cuestiones relacionadas con la promoción de su disciplina deportiva.

Agostina, secretaría de dicha empresa, abre la puerta de la sala y aclara: “Tienen 20 minutos”. Ahí se encontraba Santiago Ponzinibbio (26 años) junto a su hermano Joaquín.

Saludos de rigor y a empezar la nota con este platense, que un día decidió irse a Brasil de vacaciones por un mes y hace cuatro años que se encuentra radicado en el vecino país, donde es furor dentro de la UFC.

El hecho de su breve presencia en el país -que no es muy frecuente- se debe a que vino a promocionar la pelea del próximo 9 de noviembre, donde se convertirá en el primer argentino que combatirá por la corona mundial de este deporte. A propósito, el enfrentamiento será con el estadounidense Ryan Laflare y se llevará a cabo en la ciudad de Goiania, Brasil.

De un físico imponente, a Santiago se le dibuja un sonrisa cuando recibe a este diario y recuerda que vivió en La Plata 22 años. Ahí nomás se larga a hablar con un marcado acento “portuñol”.

Ponzinibbio nació en el barrio de Plaza España, donde hoy todavía vive su mamá. Hizo la escuela primaria en el Colegio Nuestra Señora del Valle y la secundaria en el Normal 2. Cuenta que siempre le gustó el deporte. “Practiqué fútbol, atletismo, básquet y llegué a jugar en La Plata Rugby hasta los M 16”, asegura.

Un día comenzó a ir a un gimnasio donde empezó a practicar kick boxing y paralelamente lucha grecoromana y artes marciales mixtas. Siempre fue “un buscavidas”.

“Hice de todo. Vendía libros sobre la calle 48 de la Universidad, también estuve como seguridad en la puerta de boliches. Siempre me la rebusqué. Hasta que hace cuatro decidí irme de vacaciones a Brasil y no volví más”, apunta.

Se radicó en Florianopolis (hoy vive en Río), como se dice, con una mano atrás y otra adelante. “Viví cuatro meses en una carpa. No tenía un peso, no sabía el idioma y no conocía a nadie. Empecé haciendo masajes en la playa, vendía artesanías, sándwiches de milanesa que yo mismo hacía, pero mi sueño era entrar en el circuito y combatir. Por eso nunca dejé entrenar dos veces al día”.

Consiguió su primer sponsor. Todo en base a sacrificio y ahí creció su esperanza. Luego de muchas idas y vueltas logró entrar a un realty televisivo, donde el ganador obtenía el pase a pelear en la UFC.

“Yo era el único argentino contra todos brasileños. Les gané a todos. En semifinales me rompí el brazo en el primer round y por seguir terminé con el radio fracturado en diez partes. Igual me impuse por fallo unánime. No me dejaron combatir en la final, pero quien triunfó fue el mismo que yo había vencido y por eso me proclamaron campeón”, narra Santiago.

A partir de ahí se ganó el respeto de todos y se convirtió en una “celebridad”, ya que este deporte es sensación en Brasil. Hay un canal que emite combates durante las 24 horas. “La gente me para por la calle para pedirme un autógrafo y sacarse fotos. Es una locura”, agrega.

Se acabó el tiempo. Los 20 minutos pasaron volando. Llegó la hora de la despedida de este platense, conocido como Santiago “El Argentino Gente Buena” Ponzinibbio, un tipo que viajó con nada buscando un sueño y hoy es una realidad.