¿Viven? Una imagen del velero perdido en el mar, abre nuevas esperanzas

Desde el 26 de agosto, día en que se lo dió por perdido en la inmensidad del océano, nada se sabía del destino del Tunante II ni de sus cuatro tripulantes argentinos a bordo.

Desde entonces lo buscaron tanto la marina brasileña, por cuyas aguas habría estado circulando la embarcación, como la argentina, que inclusive envió con la esperanza de encontrarlo hasta a la fragata Libertad. También lo hicieron aviones de uno y otro país. Pero nunca se supo nada de la suerte de aquellos tripulantes.

Y todo fue desasosiego cuando los brasileños abandonaron su búsqueda, dándolo casi definitivamente por perdido. Sin embargo ahora, 44 días después, una imágen satelital pareciera devolver las esperanzas. ¿Viven?

Nicolás Vernero, hijo de Alejandro, uno de los tripulantes del Tunante II, asegura que los familiares están “convencidos de haberlo encontrado” y “muy conformes con que se haya reanudado la búsqueda”.

“Estamos convencidos de haberlos encontrado -asegura- nos movimos mucho para buscar la foto satelital que nos dio el indicio que necesitábamos para que la búsqueda se transformara de pasiva en activa”.

El joven contó que en la imagen satelital obtenida el 28 de septiembre, se ve “una parte de color más oscuro, que puede ser una lona que estén usando para protegerse del sol o juntar agua”.

“Analizamos además las imágenes con el diseñador del barco, con quien tenemos contacto, y luego de compararlas con los planos originales nos dijo que coincide en un 90 por ciento”, precisó Nicolás.

“Y no solo coincide en el largo -añadió más esperanzado que nunca- sino también en la manga o ancho y en la proa, que es más fina. Estamos además muy conformes de que la marina brasileña haya reanudado la búsqueda. Sin esas imágenes, que son muy importantes, no se habría reabierto”.

La imagen satelital en cuestión se obtuvo el 28 de septiembre y fue provista por Infosat. Y según se asegura, correspondería al velero Tunante II, que llevaba como tripulantes al médico oftalmólogo Jorge Benozzi y a su yerno, Mauricio Capuccio; a Horacio Morales y al citado Alejandro Vernero, quienes habrían comenzado a navegar a la deriva luego de atravesar una tormenta en su viaje desde Porto Alegre a Río de Janeiro, en Brasil.

“Amigos, los encontramos, ahora hay que ir a buscarlos”, escribió en Facebook Luana Morales, hija de Horacio Morales.

La joven, con total seguridad, añadió que la noticia se obtuvo tras la interpretación de una imagen satelital obtenida el 28 de septiembre, donde se detectó la ubicación del velero.

“Conseguimos la imagen original de Digital Globe del día 28/09, provista por INFOSAT. La analizamos con técnicos y especialistas en teledetectación espacial. Y junto a un gran equipo que colabora con nosotros, se estudió su ubicación, y características que presenta”, dijo.

Y remarcó que “según lo que se detecta en la imagen, hay expectativa de vida”.

En la misma sintonía, Tomás Vernero, el hijo de Alejandro, manifestó que “la posibilidad de que estén vivos es muy importante. Es el barco; los técnicos nos dicen que hay una probabilidad de un 97% y eso es un indicio para que se reanude la búsqueda”.

Giovanna Benozzi, por su parte, hija de Jorge Benozzi, otro de los tripulantes, contó que “según las imágenes obtenidas, las medidas coinciden con las de la eslora y la manga del Tunante”, y remarcó que el informe recibido calcula “al milímetro la ubicación del velero”.

Las gestiones, finalmente, se hicieron, y ayer el ministerio de Defensa argentino confirmó que, en base a las imágenes satelitales mencionadas, la marina brasileña decidió reanudar la búsqueda, para lo que “dispondrá de los medios más aptos”, según señaló.

Pero además, la Fuerza Aérea Argentina pondrá a disposición un avión Hércules C-130 para hacer vuelos de exploración en la zona de Florianópolis, y a su vez la Armada mantendrá un buque en las áreas de búsqueda.

Uno de los más esperanzados, Tomás Vernero, asegura que “arriba de ese barco uno puede estar meses. Ellos tenían potabilizador para el agua y artículos de pesca, y la falta de contacto puede responder a que los teléfonos satelitales se cargan con la batería del barco y, si se moja, no hay forma de hacerla funcionar nuevamente”.

El cree que su padre y sus compañeros, viven. Y tal vez no sea solo un deseo. Porque otro milagro, casi como aquel de los uruguayos de la cordillera, todavía puede ser posible.