Un debate que crece en la mesa: ¿cuánta sal se puede ingerir?

La diversidad de valores máximos fijados por los organismos sanitarios complica a quienes buscan cuidarse de la hipertensión arterial

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En un momento en que la hipertensión arterial alcanza rango de epidemia, uno de los datos más importantes para prevenirla es objeto de una enorme confusión. ¿Cuánta sal agregada se recomienda ingerir? A medida que surgen nuevos estudios, el tema, lejos de simplificarse, tiende a caer en una complejidad cada vez mayor.

Para dar una idea de la diversidad de criterios que rigen hoy en torno a esa simple pregunta, basta mencionar que mientras que la Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos, uno de los organismos de referencia en el mundo, recomienda no consumir más de 5,75 gramos por día, la Organización Mundial de la Salud dice que no conviene superar los 5 gramos y la Asociación Americana del Corazon fija en 3,75 gramos el máximo a ingerir.

Más allá de que la mayoría de las personas, con o sin hipertensión arterial, no suele tener idea de cuánto son cinco gramos de sal, muchos confunden además las cantidades recomendadas de sal con las de sodio (el elemento que aparece en los rótulos de los alimentos), creyendo que ambas son lo mismo cuando en realidad no es así: cada gramo de sodio equivale a 2,5 de sal.

Para terminar de complicar el cuadro, el reciente estudio PURE, publicado por el New England Journal of Medicine (una prestigiosa revista científica) mostró que si bien un consumo moderado de sal, de 3 a 5 gramos diarios, reduce el riesgo de sufrir eventos cardiovasculares, su ingesta en cantidades muy bajas produce un efecto similiar a su consumo en exceso: un mayor riesgo cardiovascular.

“CUANTO MENOS, MEJOR”

Si bien explica que es cierto que un consumo extremadamente bajo de sodio puede resultar tan riesgoso como uno excesivo, la doctora Liliana Grinfeld -ex presidenta de la Sociedad Argentina de Cardiología y hemodinamista en el Hospital Español de nuestra ciudad- dice que se trata de una situación que rara vez se da. “El requerimiento diario de sodio de nuestro organismo se cubre fácilmente ingiriendo alimentos naturales: por lo cual, si uno tiene una dieta variada de carnes, pescado, verduras y frutas, no se debe preocupar”.

En cuanto al riesgo de caer en un consumo excesivo, éste “pasa básicamente por la sal que uno le agrega a las comidas y la que viene con algunos alimentos industrializados (salsas, fiambres, panes, snacks)”, explica la médica, quien asegura que aun cuando los criterios sobre el valor máximo recomedado pueden variar, “siempre se mantienen dentro de un rango acotado que va de los 3 a los 6 gramos diarios de sal”.

De ahí que para no complicarse, lo que conviene tener en cuenta -dice Grinfeld- es que “si uno es hipertenso debe evitar agregarle sal a las comidas o consumir alimentos envasados que la contienen; y si uno es normotenso (es decir que tiene una tensíón arterial normal) puede agregar un poco de sal a los platos, pero apenas una pizca, no más”.

Lo mismo señala el doctor Claudio Majul, director del Consejo de Hipertensión Arterial de la Sociedad Argentina de Cardiología. No hay que preocuparse por consumir poco sodio dado que éste “está presente en todos los alimentos”. De ahi que la preocupación debe pasar más bien por “conocer o leer en las etiquetas la cantidad de sodio que contienen los alimentos y bebidas” para no consumir de mas.

En este sentido, para evitar posibles confusiones, el mensaje que no debe perderse de vista -sostiene Majul- es que “cuanto menos sal se consuma, mejor será nuestra salud”.


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