Para matar al fotógrafo usaron un arma especial

ALFREDO GALEANO FUE ASESINADO EL 10 DE JUNIO, DE DOS DISPAROS

A once días del misterioso asesinato del fotógrafo Alfredo Galeano (39), los investigadores avanzan en el análisis de distintas hipótesis sin descartar ninguna, aunque con un dato que se sumó en los últimos días y podría ser importante, si es que se encuentra el arma utilizada en el ataque.

Es que los peritos balísticos no sólo determinaron que se trató de un Magnum .357, sino que confirmaron que en ese proyectil deformado hay marcas suficientes como para cotejarlo con el revólver que se secuestre, en caso de que eso pase, claro está.

Pero lo más interesante de esta información es que el tipo de arma que se usa en cualquier asesinato suele decir mucho acerca del autor y la motivación que pudo impulsarlo a actuar. Por lo pronto, un “Magnum .357 es un revólver muy específico y de alto poder destructivo”, dijo un pesquisa, agregando que “en la calle hay relativamente pocos, si se los compara con armas de calibres más ‘populares’, como el 22 o 9 milímetros”.

El .357 es un cartucho que la empresa Smith&Wesson creó en 1934 para revólveres, basado en uno anterior, el .38 Special. La diferencia es que mientras la .38 viaja a 250 metros por segundo, la Magnum lo hace a 400. En definitiva, quien accede a un revólver de estas características suele saber de armas y tener en claro su objetivo a la hora de usarlas.

A medida que pasan los días y avanza la pesquisa, se afianza la sospecha de que a Galeano fueron a ejecutarlo y es probable que lo haya hecho alguien que no lo conocía.

“Por eso le dispararon por la espalda, sin discusión previa”, analizó un investigador.

Todo pasó en la noche del 10 de junio, cuando Galeano regresaba a su casa de 37 entre 3 y 4 en su Chevrolet Astra de color azul. Había ido a entregar unas fotos a una clienta y un rato antes de llegar le avisó por mensaje de texto a su esposa, María Ferrario.

Apenas detuvo la marcha del coche, le puso el trabavolante, bajó y cerró con llave la puerta, los testigos escucharon una ráfaga de entre 4 y 5 tiros. Antes de eso no hubo gritos, pelea, ni corridas.

El fotógrafo, que trabajaba en eventos particulares, una parrilla y dos boliches (entre ellos el porteño Cocodrilo), recibió dos disparos: uno por encima de la oreja (que fue el mortal) y otro a la altura del hueso sacro. Este es el que se recuperó en la autopsia y develó el calibre del arma homicida. A Galeano no le robaron nada. Tenía dos hijas de 4 y 9 años y, al parecer, un par de hombres le recriminaban que se hubiera acercado a sus mujeres.