“Al principio a mis padres les costó entenderlo”

A sus 27 años, Ana Laura cuenta que decidió ser monja a los 19 y detalla que dar los primeros pasos en su camino consagrado a la religión no fue una tarea sencilla. “Pese a que son religiosos, a mis padres les costó entenderlo al principio. Fue una sorpresa para ellos. Incluso fue una sorpresa para mí. Cuando terminé el secundario tenía pensado estudiar Psicología, pero en un momento de oración sentí que el Señor me pedía una entrega mayor. Fue un llamado, y hoy estoy feliz de haberlo respondido”.