Cuando la palabra fracasa

Por ALICIA PARONI (*)

Desde hace tiempo existen leyes que condenan el maltrato infantil en todas sus formas. De todas maneras no está mal reflotar la temática y ponerla sobre la mesa para abrir la discusión y la reflexión. Primero habría que tener muy en claro la diferencia entre firmeza y castigo, entre sanción y maltrato, ya sea físico, emocional, espiritual, etc. Habría que explicar que el chirlo, la palmada, el grito o el golpe, vienen a ocupar un lugar allí donde la palabra fracasa, donde la transmisión de la ley por la vía de la palabra fracasa. Esta ley es de transmisión familiar, de padres a hijos. Una parte de esta transmisión es inconsciente, y por otro lado son los padres los que deben decirles a los niños lo que está bien y lo que está mal. Este fracaso, inherente al ser humano, al sujeto de palabra, al lenguaje mismo, es lo que no se puede legislar, pues no se puede a un sujeto prohibirle fracasar o al lenguaje prohibirle que no pueda decir todo. Sería querer legislar sobre la vida anímica, al estilo de los DSM de los norteamericanos, donde todo lo que no es “Ideal” es medicable o psicopatológico. Justamente por la existencia de este fracaso existen los jueces, los policías, las cárceles. Pero hay que ser cuidadosos con esto y abrir el debate, pues así como ese fracaso puede llevar al golpe, también puede llevar a otra forma de violencia, menos evidente, pero no por eso menos maliciosa: el niño no hace caso y el adulto no hace nada, omite, no sabe qué hacer, lo cual deja al niño a la deriva en la construcción de su psiquismo y de su subjetividad, lo que luego se manifiesta de diferentes formas sintomáticas que terminan en la psicopatologización, tratamiento y medicación del niño. Si bien en nuestro país no hay estadísticas al respecto, me contaron colegas del vecino país de Uruguay que allí el treinta por ciento de la población escolar está medicada. No me asombraría que nuestra estadística fuera similar. Por eso es que me parece bien que se trate el tema, pero en sus formas más variadas, no sólo la que se hace evidente en las familias más humildes. El maltrato es la mayor causa de Medidas de Protección Especial de Derechos que toman los organismos oficiales con gran incidencia en poblaciones socioeconómicamente vulnerables. Pero hay otras formas que ni siquiera se las tiene en cuenta como maltrato y donde la indicación del tratamiento al niño y el psicofármaco, que no es sin consecuencias, viene a ocultar el fracaso de la palabra que nos ocurre por ser parlantes, por el afán de sostener un “ideal de padres”.


(*) Médica psicoanalista e integrante de la dirección provincial de Promoción y Protección de los Derechos del Niño


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