El desafío de desactivar la “bomba Carrió” en UNEN

Por MARIANO SPEZZAPRIA

“Pino estuvo un mes en los festivales de cine europeos y cuando volvió no se le ocurrió mejor idea que decir que estábamos amesetados”. La frase pertenece a un colaborador directo de Elisa Carrió y fue pronunciada a modo de justificación después de que la diputada se retirara de un acto mientras daba un discurso Fernando Solanas, en una acción que puso en evidencia las diferencias internas que existen en la alianza UNEN sobre los acuerdos políticos necesarios de cara al 2015 electoral.

EL FACTOR MACRI

Carrió ya blanqueó que trabaja para sellar un acuerdo con Mauricio Macri, el alcalde porteño que aparece bien posicionado en las encuestas de intención de voto para la Presidencia de la Nación. Pero Solanas y otros referentes de este entramado de ocho fuerzas políticas no peronistas insistieron en que la construcción de la alianza debe dejar al margen al líder del PRO. Y la UCR, el partido que vertebra a la coalición, acordó con esa línea en boca de los mendocinos Julio Cobos y Ernesto Sanz.

A su vez, el titular del Partido Socialista, Hermes Binner, aportó un punto de vista más programático: “Cuando hay opiniones divergentes no hay posibilidades de construir. Con el PRO no coincidimos en una propuesta de gobierno”, advirtió el santafesino. Al interior de UNEN, las aguas parecen estar divididas entre quienes consideran a Macri como un referente de la derecha argentina y los que piden hacer a un lado la visión política desde un punto de vista meramente ideológico.

SIN “VOTO IDEOLOGICO”

En estos días de escándalo mediático, en los que las imágenes de su retirada son repetidas en forma profusa, Carrió lo dijo con todas las letras: “Yo no tengo un voto ideológico”, argumentó. Incluso, advirtió que no se dejará “correr por izquierda” y aclaró que se estaba refiriendo a “propios y extraños”. Tal vez, las diferencias surgidas en el seno de UNEN podrían obedecer más a razones geográficas y electorales antes que a la ubicación de sus dirigentes en el plano de las ideas.

No es un aspecto menor, en este sentido, que el ámbito de actuación política de Carrió sea la ciudad de Buenos Aires, donde el macrismo se encuentra consolidado en su gestión de gobierno, sobre la cual apoya su experiencia y la proyecta al país. Tampoco lo es que otro de los dirigentes que se inclinan por un acuerdo con el PRO sea Martín Lousteau, quien aspira a la Jefatura de Gobierno porteño y está bien posicionado pero sabe que le será difícil ganar sin acuerdos más amplios.

Las miradas que cruzaron Carrió y Lousteau antes de la retirada de “Lilita” mientras hablaba Solanas dejaron en claro que no respaldaban la postura de “Pino”, quien también aspira a suceder a Macri pero de una forma totalmente diferenciada del PRO. Según pudo saber este diario, la líder de la Coalición Cívica y el ex ministro de Economía nacional tienen como aliada dilecta a Gabriela Michetti, la senadora macrista que también alienta el encuentro de figuras antikirchneristas.

Aunque Michetti no impulsa un acuerdo formal entre cúpulas partidarias, sino la confluencia de dirigentes y por ende su propuesta no es bien recibida en estructuras orgánicas como la UCR y sobre todo el PS. La senadora macrista encabeza todas las encuestas conocidas para la Jefatura de Gobierno porteño, pero estaría dispuesta a resignar esa candidatura en pos de un pacto con un sector de UNEN. Además, es mencionada como compañera de fórmula de Macri a nivel nacional.

LA VISION DEL PRO

Entre los funcionarios destinados al armado de la candidatura de Macri, el episodio protagonizado por Carrió no fue mal recibido, porque a su criterio evidencia que su jefe político está bien parado en el podio de los presidenciables -junto a Sergio Massa y a Daniel Scioli- y deslizan que la alianza UNEN llegará “deshilachada a fin de año”, con lo cual una parte de sus dirigentes podrían optar por acercarse al PRO a comienzos de 2015, lo que les daría tiempo para empalmar la oferta electoral.

La contracara de este razonamiento residiría en la provincia de Buenos Aires, donde el PRO aún no logra hacer pie con una candidatura fuerte a la Gobernación. De hecho, tanto la vicejefa María Eugenia Vidal como el intendente de Vicente López, Jorge Macri, miden debajo de los diez puntos de intención de voto, contra un promedio de 15% que ostenta la líder del GEN, Margarita Stolbizer. Ayer también se lanzó al ruedo bonaerense el secretario general de Libres del Sur, Jorge Ceballos.

A sabiendas de que el macrismo aún no da en la tecla en la Provincia, Francisco de Narváez reapareció en los últimos días con la definición de que no será candidato en la interna del Frente para la Victoria, con lo cual descartó una alianza con el gobernador Scioli a menos que éste deje las filas del kirchnerismo. La propia Carrió había coqueteado alguna vez con postularse en territorio bonaerense, pero se sigue reivindicando chaqueña y por eso no representaría a otro distrito.

De hecho, nunca se candidateó para el Gobierno porteño ni para la senaduría por la Capital, sino siempre para la Cámara de Diputados, porque considera que así representa al conjunto de la sociedad argentina y no solamente a una jurisdicción. Más afincados a la cuestión territorial parecen Cobos y Binner, quienes vienen de ganar las elecciones legislativas en Mendoza y Santa Fe -respectivamente- y fueron gobernadores de esas provincias, de las más importantes del país.

DUDAS INTERNAS

Precisamente porque tienen esa trayectoria a cuestas, tanto Cobos como Binner deben repetir en cada entrevista que conceden, que no volverán a ser candidatos a gobernar sus provincias. Y aún así las dudas persisten, porque al radicalismo se le abre una gran posibilidad de recuperar Mendoza frente a una mediocre versión del peronismo local, en tanto que el socialismo no tiene garantizada su continuidad en el gobierno de Santa Fe ante la reiterada amenaza del macrista Miguel del Sel.

Así las cosas, el punto de acuerdo de la dirigencia de UNEN -frente a las divergencias ideológicas y territoriales- es que se puede gobernar la Argentina en forma honesta. Cuenta a su favor, en este punto, con la cantidad de hechos de corrupción que salieron a la luz en los últimos años, que no solamente mancharon al kirchnerismo sino que proyectan su sombra sobre el conjunto del peronismo. Aunque para probar esa virtud, sus integrantes deberían llegar unidos a las elecciones.