Damiana, una historia de dolor detrás de la última restitución

DAMIANA, A SUS 13 AÑOS, EN UNA FOTO DE ESTUDIO ANTROPOMÉTRICO QUE LE REALIZÓ EL ANTROPÓLOGO LEHMANN-NITSCHE.

La última de las tres restituciones de restos concretada por el Museo de La Plata, en 2010, encierra una historia de profundo dramatismo y dolor, la de Damiana, una niña de la comunidad Aché arrancada de su pueblo a fines del siglo XIX, quien terminó muriendo en el Hospital Neuropsiquiatrico de Romero pocos años después.

Su historia comienza en 1896 cuando un colono del Chaco paraguayo encontró muerto a su caballo y culpó del hecho al pueblo Aché. En venganza, atacó junto a otros colonos a un grupo de nativos en un claro de la selva y mató a dos hombres y una mujer. La única sobreviviente de la masacre fue una beba a la que bautizaron Damiana.

Damiana le fue entregada por los colonos al antropólogo holandés Ten Kate, por entonces jefe de la sección de Antropología del Museo de La Plata, quien a su vez se la entregó como criada al médico Alejandro Korn, fundador del hospital de Melchor Romero.

La niña, que creció como sirvienta en la casa de la madre de Korn, comenzó a tener actitudes “rebeldes” al llegar a la adolescencia: se escapaba con frecuencia para encontrarse con un enamorado. Tras fracasar en sus intentos por acomodarla a las reglas morales de la época, el médico la declaró insana y la internó en su hospital. Dos meses y medio después, a sus 15 años, la adolescente murió de tuberculosis.

Su cuerpo fue decapitado. Su cabeza fue enviada a Berlín, donde la recibió el famoso antropólogo físico Hans Virchowl. Luego de someterla a estudios de musculatura facial, antropometría y disección cerebral, la presentó ante el plenario de la Sociedad Antropológica de esa ciudad. El resto de su cuerpo, como el de otros tantos aborígenes, fue enviado la facultad de Medicina de La Plata para que lo descarnaran y terminó en el Museo de Ciencias Naturales como objeto de investigación.

A partir de un pedido presentado en 2007 por la comunidad Aché, antropólogos del Museo localizaron sus restos y Damiana fue entregada a miembros del pueblo Ypetimi en Paraguay. Hombres mujeres y niños la velaron toda la noche y al día siguiente, más de un siglo después de su muerte, recibió finalmente sepultura en un parque nacional de su país.

Iban a pasar sin embargo otros dos años hasta que el cráneo de Damiana, que se creía perdido, fuera localizado por una periodista alemana en el hospital universitario de la Charité. Recién en el año 2012 se logró reunirlo con el resto del esqueleto para que la niña Aché finalmente descanse en paz.

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