Hay que vender y venderse

Por ALEJANDRO CASTAÑEDA

SHOWROOM, de Fernando Molnar.- Diego está en caída libre. Debe un montón, está con el ánimo por el suelo y se queda sin trabajo. Niega, miente, se angustia. Tiene una mujer y una hija adolescente. ¿Qué hacer? Su tío le presta una casita en el Delta y allí van. También le ofrece trabajar de vendedor en su empresa inmobiliaria. Y Diego no tiene muchas opciones. Vivir en el Delta no es fácil: humedad, vacío, todo queda lejos, no hay señal. Diego va y viene todos los días. La familia sufre y él también. Su meta es poder llevarlos de vuelta a Buenos Aires.

“Showroom” es una comedia negra que echa una mirada corrosiva sobre las aspiraciones de una clase media que solo quiere poseer, como sea. Diego se desespera tanto por vender que al final se termina vendiendo a sí mismo. Filme sobre la alienación y los falsos paraísos, que es también un canto muy transitado sobre la vida sana y sobre la sabiduría de vivir con lo que se puede y de no aspirar a más. El filme juega con esos contrastes: la cámara va de Tigre al centro, del verde al cemento. Y muestra lunares: escenas sin gancho, personajes básicos, moraleja anunciada. Lo mejor que se puede decir de este debut en Molnar en el largometraje, es que no recarga las tintas, que no tiene golpes de efecto, que se conforma con su modestia, que deja ver un solvente trabajo de Peretti y que trata con sensibilidad a sus personajes. (*** BUENA).

GENTE PROBLEMÁTICA

AMORES INFIELES.- Otro rebuscado filme de Paul Haggis (“Crash”), un artesano de buenas ideas que invariablemente cede a la tentación de los golpes de efecto, las historias retorcidas y los personajes calculadamente raros. Tres historias de amor tienen lugar simultáneamente en tres ciudades: Nueva York, París y Roma. Un escritor neoyorquino (Liam Neeson), que acaba de separarse de su esposa y se encuentra en París con su difícil amante (Olivia Wilde). Una madre neoyorquina (Mila Kunis) disputa con su esposo la tenencia del niño. Y en Roma, un norteamericano que roba diseños de ropa (Adrien Brody), se enamora tanto de una gitana (Moran Atias) que entrega todo. Es un relato coral (otra tendencia de Haggis), un pequeño festival de desdichados que habla sobre parejas en crisis y sobre las turbulentas relaciones entre padres e hijos. El cine inverosímil y extravagante de Haggis alcanza sus mejores momentos en las escenas intimistas (la mejor historia es la del escritor y su amante), pero todo es difícil de creer y de entender. Realización plana y convencional, innecesarios subrayados, personajes que no dejan de hacer cosas absurdas y vueltas de tuercas argumentales para ir sumando más tensión. El forzado final en Roma quiere ser alegórico: el escritor sale a perseguir a una esquiva Anna que sin querer se transforma en todas. (** ½ ).

ALEJANDRO CASTAÑEDA
Buenos Aires
Fernando Molnar
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Nueva York
Olivia Wilde
Paul Haggis

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