Dislexia: ya es ley su cobertura obligatoria

La Cámara de Diputados de la Nación dio el miércoles pasado sanción definitiva a la iniciativa conocida como “Ley de Dislexia” que declara de “interés nacional” los tratamientos para personas que presentan Dificultades Específicas del Aprendizaje (DEA) y establece su cobertura integral por parte de las obras sociales y empresas de medicina prepaga.

La ley, aprobada por unanimidad tras recibir un dictamen favorable de la Comisión de Presupuesto y Hacienda, incorpora finalmente al Plan Médico Obligatorio el tratamiento integral e interdisciplinario de las personas con dislexia, un desorden neurobiológico que dificulta los procesos cognitivos vinculados con la lectoescritura, el lenguaje, y los cálculos matemáticos.

La norma, que ahora deberá ser reglamentada por el Ministerio de Salud, obliga al sistema sanitario a cubrir además la detección temprana, el diagnóstico y la difusión de esta enfermedad.

“La dislexia es un trastorno neurobiológico de origen genético, la principal alteración de las llamadas Dificultades Específicas del Aprendizaje (DEA). Es considerada la primera causa de fracaso escolar, ya que los niños que la padecen no presentan síntomas físicos, lo que vuelve invisible la enfermedad”, explicó Gustavo Abichacra, presidente del Comité Científico de Disfam (Dislexia y Familia).

El pediatra afirmó que entre el 10 y el 15% de la población es disléxica, y precisó que no todos los pacientes son iguales: “Existen los que se encuentran profundamente afectados y aquellos en que la dificultad puede pasar prácticamente desapercibida durante toda la vida”.

“El pensamiento del disléxico es como una película continua que se interrumpe cada vez que aparece una palabra abstracta, y el 50% de nuestro vocabulario está compuesto de esa forma. Esto ocurre en un niño inteligente o muy inteligente y que ha sido estimulado en forma adecuada, por lo que no existe alguna causa física, psiquiátrica o social que lo justifique”, detalló.

El especialista agregó que la dislexia generalmente se asocia a dificultades en la escritura (disgrafía), errores ortográficos (disortografía) y dificultad para realizar cálculos matemáticos (discalculia), y que es frecuente que esté acompañada por otras alteraciones como problemas para orientarse en el tiempo y el espacio.

“Es importante comprender que la lectura y la escritura son medios, no fines en sí mismos, inventados por el hombre para comunicarse y acceder al conocimiento. Es por eso que al tener un lenguaje verbal limitado, la comunicación de las personas disléxicas es primordialmente a través de los afectos y el lenguaje no verbal, lo que es fundamental para encarar correctamente su tratamiento”, puntualizó.

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