Historia chica de una ley escrita con letra de mujer

L a ley de paridad de género en las listas bonaerenses votada en la Cámara baja de la Provincia aparece como un triunfo legislativo del Frente Renovador de Sergio Massa. Hábil, el tigrense logró, además, ponerle un rostro a esa victoria: el de su propia esposa, Malena Galmarini, que no es ni diputada ni senadora pero se las ingenió para capitalizar políticamente la votación de ayer y la que en su momento le dio media sanción a la norma en el Senado. Malena hizo acto de presencia en ambas ocasiones, como para meter presión a propios y extraños, con movilización de mujeres militantes incluida.

Nunca se dirá en público, pero dentro del propio Frente Renovador el protagonismo de la esposa de Massa ha generado variados estados de ánimo.

En el Senado había sido su hermano, Sebastián Galmarini, el legislador que presentó el proyecto que estipula una presencia alternada de un hombre y una mujer en las nóminas de todos los niveles. Hubo en ese momento un tironeo por la autoría intelectual de la ley porque Cambiemos, por orden de la gobernadora María Eugenia Vidal, no quiso quedar como un mero acompañante de una cuestión de género destinada -desde alguna óptica política- a hacer historia. Finalmente salió una norma consensuada, con un poco de aquí y de allá, pero el Frente Renovador logró instalar la idea de que esa fuerza picó en punta con este tema.

Los hermanos Galmarini, Sebastián y Malena, vivieron desde chicos la cuestión del rol de la mujer en la política. La madre de ambos, Marcela Durrieu, militante peronista desde muy joven, no necesitó de ninguna ley para acceder a cargos electivos. Su bagaje político dentro del PJ fue la llave para convertirse en funcionaria, legisladora y actualmente en concejal del partido de San Isidro. Desde allí, es una muy dura opositora al intendente Gustavo Posse, de cercanía con Cambiemos.

Malena, en cierta forma, ha repetido el camino de su madre, quien en los años 90, desde el Congreso de la Nación, fue una férrea luchadora por la ley de cupo femenino nacional que estableció un 30% de presencia de mujeres -como mínimo obligatorio- en las listas legislativas.

Eran épocas en que casi todo el peronismo desfilaba detrás de Carlos Menem. La propia esposa de Massa, por entonces soltera, fue Directora Nacional de Juventud de esa gestión, en lo que puede marcarse como el inicio de su carrera política; pero no de su militancia, que es anterior. Un camino que hoy la encuentra manejando las sensibles cuestiones sociales del municipio de Tigre, desde la Secretaría de Política Sanitaria y Desarrollo Humano de esa comuna.

La esposa de Massa ha protagonizado la “batalla” por el cupo femenino del 50%; una ley que ya genera dudas, reparos y polémica

En su pago chico, Malena mantiene intacto el poder. Es como que su marido no hubiera dejado la intendencia. En el FR analizan que el protagonismo de Malena en la votación por la paridad de género buscó ampliar su zona de protagonismo desde lo muy local en Tigre hacia algo más provincial. Contabilizan, además, una serie de visitas que viene realizando en otros distritos, enfocadas siempre en la cuestión social.

En efecto, la idea de que Malena sea candidata a diputada nacional el año que viene está instalada en el FR, aunque no confirmada. Massa juega con la hipótesis en reuniones partidarias. Fue él, a modo de globo de ensayo, quien filtró la posible fórmula de las dos mujeres: Margarita Stolbizer al Senado y su esposa a Diputados. Eso supone que él mismo no jugaría. Todo dependerá de cómo aparezca en las encuestas sobre el cierre de listas: tiene que revalidar su notable triunfo de 2013 y, si piensa en la carrera presidencial, no puede permitirse una derrota descalificadora ante Cambiemos o el peronismo más clásico.

Conviene volver a Malena. No es el caso de esas esposas que están en política por el peso de su marido. Ella se reconoce peronista por convicción y herencia familiar, incluso antes de que Massa descubriera al Justicialismo.

Fuentes del espacio cuentan que ella ha generado cierta irritación en actores legislativos importantes del massismo. En las recientes votaciones por la paridad de género y en otras trascendentales, como la que posibilitó que la Provincia adhiera al blanqueo de capitales impulsado por el gobierno nacional y que fue una suerte de canje con la ley votada ayer. “Son sus modos”, dice un vocero oficioso sobre Malena. Se sabe que es una mujer de carácter fuerte, con pocos filtros verbales.

Cuentan que, munida del mandato que le dio su esposo para conseguir el “50 y 50” en la Provincia, habría tenido choques fuertes con diputados y senadores propios, algunos con vasta carrera y pergaminos suficientes como para enfrentarla. Y que Massa, en definitiva el jefe político de su propia esposa, terminó siendo receptor de las consiguientes quejas de esos referentes.

Es que, más allá de que ya sea ley, la verdad es que la paridad de género obligatoria no despierta demasiadas simpatías en la tropa de los partidos políticos, donde creen ver complicaciones políticas a futuro. Incluido el Frente Renovador.

Carlos Menem
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