Buenas noticias del sector externo
| 9 de Octubre de 2016 | 00:27

Las exportaciones siguen siendo el principal motor en marcha de la economía argentina.
De acuerdo a cifras oficiales, las exportaciones fueron el único componente de la demanda agregada que se expandió durante el primer semestre, tendencia que continuó en lo que va de la segunda mitad.
Así, un informe de la consultora Management & Fit destaca que mientras que el PBI acumuló una caída de 1,7% anual las exportaciones (en cantidades) aumentaron un 8% anual en el primer semestre del año, expansión que bajó a 6% anual en el acumulado enero-agosto.
Por si fuera poco, el intercambio comercial del mes pasado arrojó un superávit de 705 millones de dólares, el más alto en lo que va del año, redondeando un resultado favorable de 1.466 millones de dólares en todo 2016.
Aislando los efectos del contexto internacional, resulta evidente que la política económica tuvo un impacto positivo sobre los sectores exportadores, alterando la tendencia deficitaria que mostraban las cuentas externas hasta el año pasado.
EL CAMPO
Sin dudas, el campo ha sido el sector más dinámico entre los exportadores, con los productos primarios como la “vedette”. Las ventas externas de productos primarios se incrementaron un 51% anual el mes pasado, aumentando un 15% en lo que va del año a pesar de haber sufrido un retroceso de 7% en los precios.
Los cereales, que representan casi la mitad de los despachos del rubro, más que duplicaron sus exportaciones en agosto (108 anual), acumulando una suba de 31% anual desde enero.
La quita de retenciones a la soja maíz y trigo, la depreciación del peso y el levantamiento de las restricciones comerciales fueron factores fundamentales para la reactivación de las exportaciones agrícolas.
Por otro lado, las exportaciones industriales crecieron por primera vez en el año. Según el INDEC, las ventas de manufacturas al exterior aumentaron un 1% anual en agosto, lo que representa la primera suba en los últimos 33 meses.
REBOTE FABRIL
El “rebote” estuvo encabezado por productos químicos (16%), metales comunes (18%) y preciosos (14%). Si bien las exportaciones industriales a Brasil volvieron a caer (22% anual), las mejores perspectivas de crecimiento para nuestro principal socio comercial (se destina un 20% de los despachos totales y casi la mitad de las manufacturas nacionales) impulsan las expectativas de recuperación del sector industrial.
La evolución de las importaciones también dejó “tela para cortar”. Las compras de agosto cedieron un 7% anual debido a una caída en los precios de importación (13%) que compensó el mayor ingreso en cantidades (7%), situación que viene reiterándose a lo largo del 2016.
Así todo, se observan dos resultados relevantes para el debate coyuntural.
Por un lado, las compras de bienes de consumo y vehículos siguen en franco aumento (12% y 20% anual, respectivamente).
Esta dinámica obedece a la combinación de apreciación real del tipo de cambio y la normalización de los flujos de comercio tras la eliminación de barreras comerciales. Si bien existe preocupación de que las importaciones desplacen a la competencia local del mercado interno, hasta ahora no pareciera detectarse una “ola” generalizada sino, acaso, problemas en sectores puntuales, más allá de advertencias específicas que realizan algunos estudios (ver aparte).
Por otro lado, las importaciones de bienes de capital mantienen dinamismo (sobre todo medidas en volumen), lo cual sugiere una recuperación de la inversión.
En efecto, ello también se desprende de las estimaciones alternativas de inversión (realiada por la consultora de Orlando Ferreres para agosto.
Las perspectivas son favorables para el futuro. El buen rendimiento del sector externo se mantendría en el corto y mediano plazo. Basándonos en datos del Ministerio de Agroindustria, aún restarían importantes saldos exportables sin liquidar de la campaña 2015/16.
Este escenario se confirmaría en 2017, dado que las estimaciones oficiales sugieren un incremento en la cosecha de la próxima campaña agrícola.
En el plano industrial, la recuperación de Brasil que según estimaciones de mercado llegará a 1,3% ) jugará un papel clave, especialmente para el segmento automotriz.
No obstante, el superávit comercial podría verse reducido, o incluso revertido, debido a un aumento de las importaciones producto de una recuperación económica. En efecto, de cumplirse las proyecciones oficiales de crecimiento (3,5% en 2017) las importaciones aumentarían no menos de 6%.
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