Al Lobo le faltó juego, y también el poder del gol

En un partido para el olvido, dispuso de las mejores acciones en ataque, pero definió una peor que la otra

Por WALTER EPISCOPO
ANALISIS

BAHIA BLANCA
ENVIADOS ESPECIALES

El primer ataque de Gimnasia, a fondo, con tres pelotazos de alto riesgo para la seguridad de Nereo Champagne, y la inmediata respuesta de Olimpo, con otra jugada que llegó hasta el área de Alexis Martín Arias, puso en escena un partido que lejos estuvo de ese intercambio inicial porque con el transcurrir de los minutos la pelota dejó de hacer un recorrido tan largo, y aquellas emociones del comienzo terminaron siendo un recuerdo lejano.

Bien Luciano Perdomo en la apertura del Lobo, con Lucas Licht mostrándose para la continuidad del juego en la línea de medios, y Pablo Vegetti complicando a una defensa completa con su movilidad en los metros finales. Prueba de esto fue aquella primera llegada a fondo en la que Vegetti aprovechó un error para entrarle con todo a favor, causando un rebote a la medida de Lorenzo Faravelli y otro más que usufructuó Valdez Chamorro.

En la primera llegada a fondo, Vegetti, Faravelli y Valdez Chamorro fallaron en forma sucesiva desde posición muy favorable

Zafó el conjunto bahiense, y de a poquito equilibró con un manejo de la pelota que fue en ascenso. Lucas Villarruel se volcó por izquierda, y aprovechando que Sebastián Gorga no terminaba de afirmarse, elaboró un par de maniobras que extendió con pelotazos al área, particularmente buscando al colombiano Erik Correa, quien antes de que se cumpliera la primera media hora llegó con un cabezazo a medias que no encontró el arco.

Lo expuesto, más un tiro libre de David Vega que Martín Arias sacó junto al palo que defendía la barrera, alcanza como síntesis de lo que fue el primer tiempo dentro de las áreas en el estadio Roberto Carminatti. Casi nada, lo que resultó más llamativo porque ninguno de los dos consiguió desarrollar juego. Olimpo con una mayor obligación por ser local y la necesidad de puntos para alimentar un promedio de puntos que lo amenaza con volverlo a la Primera B Nacional; Gimnasia para afirmar las variantes que durante la semana anterior le permitió dejar a San Lorenzo afuera de la Copa Argentina, y el consecuente pasaje a semifinales de esa competencia que hace participar a clubes de todas las categorías.

Los Triperos no tuvieron traslado, porque tanto Faravelli como Valdez Chamorro no levantaron vuelo, y sin la pelota resignaron cualquier tipo de iniciativa a pesar de haber cambiado en un momento el inicial esquema 4-1-4-1 por un más clásico para estos tiempos 4-4-2 con el adelantamiento de Nicolás Ibáñez, frente a un rival con más ganas que fútbol, porque terminó repitiéndose en los pelotazos por arriba para la cabeza de Correa. Por lo general recorriendo la punta izquierda, transitada en los metros finales por Franco Troyansky.

Atento a los problemas exhibidos por el uruguayo Gorga, el técnico lo dejó en el vestuario y en su lugar hizo ingresar a Daniel Imperiale para el segundo tiempo. La movida se completó con un par de corrimientos, porque Facundo Oreja pasó a ser el marcador derecho y Licht bajó a su habitual posición de lateral zurdo.

Un equipo más convencional teniendo en cuenta los puestos que mejor conocen todos y cada uno de los involucrados, que de todos modos, tras el reinicio, poco y nada alteró el trámite. Pero no clarificó Olimpo en los metros finales, y en la primera salida de contra Gimnasia volvió a quedar en posición de gol. Ibáñez escapó a toda velocidad por la derecha, pero ninguno de los que acompañaba por el medio encontró la forma de asegurar. Menos Vegetti y Valdez Chamorro, que encontraron la pelota pero no la aprovecharon como correspondía.

Esta fue la última pelota que tocó el ex Lanús, que volvió a ponerse la camiseta del Lobo luego de una grave lesión sufrida en su debut, la temporada anterior, y otro que salió tras pegarle mal desde posición favorable en asistencia de Matías Noble resultó Faravelli. El equipo albiazul apostó más fuerte todavía al juego de contragolpe, más allá de la falta de precisión para definir. Ibáñez, Niell y Noble quedaron como jugadores con velocidad para despegarse por los costados, para asistir a Vegetti con desbordes por derecha o izquierda, o como variante tratando de filtrarse en diagonal.

No hubo forma de evitar el empate sin goles, porque Olimpo a partir de Jonathan Blanco, quien se hizo cargo de la organización del juego, insistió aunque sin argumentos, ante un Gimnasia que salió rápido del fondo pero sin justeza en las entregas finales, y menos cuando alguien quedó en posición favorable para salvar un partido que terminó siendo quizás el peor de la décima fecha del campeonato oficial de Primera.

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