Falta voluntad política para enfrentar la violencia sin fin de los barrabravas
| 3 de Noviembre de 2016 | 01:36

En las últimas jornadas distintos grupos de barrabravas protagonizaron incidentes de magnitud, revalidando actitudes violentas, impropias de una sociedad civilizada y, a la vez, demostrativas de que no se han encontrado acciones idóneas para erradicarlos o de que, en realidad, no existe una real voluntad política para terminar con un fenómeno que no sólo causa graves daños, sino que se ve cada día más extendido y acentuado. En el primero de esos episodios, hinchas del club Tigre que se trasladaban hasta la cancha de Lanús, decidieron bajar de sus micros en Lomas del Mirador para atacar con piedras y provocar destrozos al enfrentar y correr a un grupo de personas a las que confundieron con hinchas del club Nueva Chicago, aunque formaban parte de un grupo de participantes en un encuentro de autos usados, que se encontraban haciendo un asado. La refriega concluyó con quince personas detenidas, luego de que la policía debiera dispersar el tumulto disparando balas de goma.
Por su parte, un grupo de barrabravas de Aldosivi de Mar del Plata ingresó anteayer en las instalaciones del club situadas en el puerto de esa ciudad, y recriminaron a los jugadores por los malos resultados de los últimos meses. El hecho de intimidación se produjo cuando un grupo de barras se acercó a la zona donde están ubicados los vestuarios en el predio a “pedir explicaciones” por la mala racha futbolística que atraviesan. Desde el club eligieron no hacer declaraciones sobre ese acto de intimidación y, ante la consulta, consideraron que el único hecho para informar era la desvinculación del DT de Aldosivi.
En ese mismo día, el presidente del club Temperley renunció a su cargo por presiones de la barra brava y por negarse a aceptar los pedidos de los violentos. El ya ex dirigente -bajo cuyo mandato se registraron dos ascensos consecutivos- fue presionado por la por la ‘barra brava’ pero no por la mala campaña del equipo de fútbol, sino por el pedido de estos para que les otorgara ciertos ‘beneficios’ económicos y de distinto tenor a los que se negó.
Si hiciera falta añadir otro ejemplo, también anteayer una serie de rumores aseguraba que el partido que se disputará este sábado en la cancha de Huracán entre River y Estudiantes tenía fijado como horario original a las 20, pero que la barrabravas de River habría requerido y logrado que el partido empezara cuatro horas antes, es decir a las 16. Según surgió de una serie de rumores coincidentes, el motivo de ese reclamo estaría relacionado con el hecho de que la barra de River manejará varios de los negocios vinculados a un recital que en horas de la noche ofrecerá en la cancha de River el conjunto Guns N´Roses, referidos a la venta de entradas, estacionamientos, puestos de comida y algunos molinetes de acceso al estadio, que podrían representarles ganancias por unos 3 millones de pesos. Cabe señalar que la directiva de River habría sido la que gestionó el cambio de horario.
Está claro que los barrabravas –la mayoría de ellos con frondosos prontuarios penales- deben ser erradicados. Y que, sin perjuicio de ello, debieran ajustarse ahora todas las leyes, ordenanzas y reglamentarios existentes, para colocar al universo del fútbol- esto es, a los jugadores, árbitros, dirigentes, hinchas y demás personas relacionadas a esta actividad- en los márgenes requeridos de la legalidad, que son siempre amplios si existe una sólida educación cívica y que sólo podrán parecerles estrechos a quienes pretenden sacar ventajas de las situaciones de anarquía que ellos mismos provocan.
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