En su mensaje de Pascua, el Papa convocó al diálogo en Venezuela

También repudió la violencia del terrorismo y pidió por los refugiados

CIUDAD DEL VATICANO.- El papa Francisco abogó ayer por la búsqueda de oportunidades de diálogo en Venezuela al reconocer en su mensaje de Pascua las “difíciles condiciones” en las que viven los venezolanos, quienes están agobiados por una severa crisis económica.

Francisco pidió en su tradicional mensaje, leído desde el balcón central de la basílica de San Pedro, que la palabra de amor de Jesús se proyecte sobre los que tienen en sus manos el destino de Venezuela para que se trabaje por el “bien común”, y la “búsqueda de formas de diálogo y colaboración entre todos”. Asimismo, el pontífice recordó las “difíciles condiciones en las que vive” el pueblo venezolano, y pidió que “se promueva en todo lugar la cultura del encuentro, la justicia y el respeto recíproco, lo único que puede asegurar el bienestar espiritual y material de los ciudadanos”.

Venezuela está sumida en una compleja crisis económica dominada por una desbordada inflación -que según estimaciones del FMI podría alcanzar este año 720%-, además de severos problemas de desabastecimiento de alimentos, medicamentos y otros productos básicos, y una fuerte recesión que se prevé podría agudizarse en los próximos meses ante la caída de los precios del petróleo que financia la mayor parte de los ingresos que recibe el país por exportaciones. La coalición opositora venezolana acordó este mes activar una serie de mecanismos constitucionales para acelerar este año el cese del gobierno del presidente Nicolás Maduro, situación que ha agitado las tensiones políticas en el país sudamericano.

CONTRA LA VIOLENCIA

Por otra parte, en su mensaje, Francisco repudió la violencia “ciega y brutal” del terrorismo que derrama sangre inocente en el mundo, llamó a la convivencia pacífica entre palestinos e israelíes, y condenó que no se dé suficiente asistencia a los refugiados. El Santo Padre hizo referencia a las situaciones de violencia y guerra que viven países como Siria, Ucrania, Irak, Yemen, Libia, Nigeria, Chad, Camerún y Costa de Marfil. “Las crónicas diarias están repletas de informes sobre delitos brutales, que a menudo se cometen en el ámbito doméstico, y de conflictos armados a gran escala que someten a poblaciones enteras a pruebas indecibles”, lamentó, por lo que instó a “reanudar con mayor vigor la construcción de caminos de reconciliación con Dios y con nuestros hermanos, que tanto necesitamos”.

El Papa expresó su cercanía a “las víctimas del terrorismo, esa forma ciega y brutal de violencia que no cesa de derramar sangre inocente en diferentes partes del mundo, como ha ocurrido en los recientes atentados en Bélgica, Turquía, Nigeria, Chad, Camerún y Costa de Marfil”. Tras impartir la bendición “Urbi et Orbi”, Francisco reiteró su preocupación por esa “muchedumbre cada vez más grande de emigrantes y refugiados, incluyendo muchos niños, que huyen de la guerra, el hambre, la pobreza y la injusticia social”. “Estos hermanos y hermanas nuestros encuentran con demasiada frecuencia en su recorrido la muerte o, en todo caso, el rechazo de quienes podrían ofrecerles hospitalidad y ayuda”, cuestionó, y reclamó a que la próxima Cumbre Mundial Humanitaria “desarrolle políticas capaces de asistir y proteger a las víctimas de conflictos y otras situaciones de emergencia, especialmente a los más vulnerables y los que son perseguidos por motivos étnicos y religiosos”.

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