Uber desafía al Derecho

Por ALEJANDRO BATISTA (*)

U ber no es el primer caso en poner en jaque el abordaje legal en una situación novedosa que se dispara a partir del desarrollo tecnológico.

En 1984 a Corte Suprema de Justicia de la Nación fallaba a favor de Sony por cinco votos contra cuatro, en la demanda promovida por la industria cinematográfica en cabeza de Disney y Universal, contra la “abuela” de la videocasetera: Betmax, que posibilitaba algo imposible hasta ese momento como “grabar” los programas y películas.

No obstante por la escala, la exposición y la globalización tanto de la propia empresa (más de 400 ciudades) como de las noticias y la controversia que despierta a su paso, Uber puede servir para pasar el plumero a muchas intuiciones, categorías y hasta enfoques profesionales. Así sucede con el derecho y los operadores jurídicos, en sus diferente funciones: abogados, legisladores, jueces.

Por ende y dado que hay -y habrá- muchos más “Uber”, es interesante pensar hasta qué punto estas problemáticas que exigen no solo nuevas categorías e instrumentos sino fundamentalmente un enfoque y un modo diferente de pensar el derecho; están siendo abordadas en las facultades de Derecho.

Es interesante pensar hasta que punto problemáticas como las de Uber están siendo abordadas en las facultades de Derecho que preparan a los futuros abogados

Hemos estado investigando este tema durante los últimos cinco años , y a partir de un estudio empírico sobre el universo de las Instituciones y de los graduados de abogacía para el año 2009, comprobamos que menos de una de cada tres Universidades presenta formalmente en su currícula algún espacio vinculado de alguna manera a las TIC como elemento ligado al objeto de estudio y el posterior desempeño profesional.

Es verdad que no es indispensable (incluso tampoco recomendable) que esta preparación se traduzca en una asignatura específica sino que puede formar parte de otras materias tradicionales a las que afecta como el Derecho Laboral (teletrabajo), el Derecho Penal (ciberdelitos), el Derecho Civil y Comercial (firma digital, contratos informáticos), etc, para ello efectuamos de manera complementaria examen en detalle sobre cuatro universidades que reúnen al 42% de los graduados , y analizamos más de cincuenta programas de estudio. Los resultados apenas variaron.

En cualquier caso, el análisis del total de egresados de derecho para ese año junto al dato sobre dónde obtuvo su diploma, arroja que menos de la mitad tuvo algún contacto con estos temas.

El problema de la formación práctica de los abogados es un una de las principales objeciones que se le hacen a la carrera, pero si a ello sumanos esta carencia conceptual, vamos camino a la disyuntiva de tener problemáticas digitales y abogados analógicos.

 

(*) Abogado por la UNLP. Especialista en Derecho de Alta Tecnología. Magister en Finanzas Públicas

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