“El deporte es un salvavidas”

Fue uno de los mejores basquetbolistas de la historia del país. Sufrió el flagelo de las drogas y ahora da charlas para ayudar a tomar consciencia. Hoy disertará en el marco de la “Semana del Básquet”

Por NICOLAS NARDINI
ENTREVISTA

Hernán Montenegro es mucho más que un personaje exótico. Detrás de aquella imagen de transgresor y polémico, como alguna vez lo han tildado en el ambiente del básquet, hay un tipo maduro que, a punto de cumplir los 50, ayuda a tomar consciencia acerca de los males de las adicciones, un flagelo que vivió en carne propia y que casi le cuesta la carrera. Hoy dará una charla (ver detalle en página 12) invitado por la “Semana del Básquet”:

- ¿Cómo te preparás para la semana del básquet aquí?

- En primer lugar, para mí es un placer reencontrarme con la ciudad y con Pichi Cerisola, que tiene mucha experiencia organizando este tipo de eventos. Siempre es un placer estar en La Plata y más por temas de básquetbol y en este caso acompañarlo a Marcelo Chediak, que es un grandísimo terapeuta.

- Este flagelo lo sufriste en carne propia, ¿te golpeó tanto en lo humano como en lo deportivo en su momento?

- Gracias adiós lo viví solo un año, hace ya 21. Tuve un año muy triste, con un problema muy grave de adicción a las drogas y en lo que más me dañó fue en la parte humana, porque no solo te destruye la vida a vos, también a tus hijos, a tu mujer y a tu entorno. Esto es mucho más nocivo de lo que la gente cree. En el país nos estamos chocando con un iceberg, porque las drogas desgraciadamente están por todos lados.

- ¿El deporte puede ser un canalizador fundamental del ocio de los chicos para que no se vuelquen a las adicciones?

- El deporte siempre salva vidas, y no solo eso, es un salvavidas. El deporte es el lugar donde los chicos con problemas de adicciones mejor se van a sentir. No encuentro otros lugares donde puedas volver a ser lo que alguna vez fuiste si alguna vez caíste en esta desgracia. Y la adicción es una enfermedad para toda la vida, no es que te curás y listo. Muchos somos enfermos y el deporte es la mejor manera de que las personas puedan volver a ser lo que alguna vez fueron. Las drogas dejan un gran daño no solo en lo físico, también en lo psicológico. A mí me salvó la vergüenza, sentir vergüenza de mí mismo, algo muy triste pero que me sirvió (se quiebra y sus ojos se humedecen recordando aquella lucha que le tocó librar). Fue la experiencia más triste que yo tuve en mi vida y hoy veo y convivo con muchos chicos que no están pudiendo salir y es desesperante.

- ¿Lo fundamental es acompañar esa inserción en el deporte de una gran contención en la parte humana?

- Esa es la base fundamental para poder salir, porque se sale con coraje, con voluntad, pero con ayuda, solo es muy difícil, casi imposible.

- ¿En su momento la fama a tan corta edad influyeron para que cayeras en aquel flagelo?

- No, en el caso mío y el de muchos, creo que las adicciones tienen que ver con los vacíos.

- Lo marco porque al lado de los deportistas siempre aparecen los “amigos del campeón”...

- Esa es una realidad, el deportista tiene y es proclive a estar rodeado de los zánganos de turno que van a chuparte la sangre, pero a mí en lo personal lo que me pegó fue un tema de vacío, yo viví todo muy rápido y a los veinte y pocos años estallé, había algo dentro de mí que no se llenaba y no era un problema de dinero, ni de fama. Eran problemas de vida, como que se me había pasado la vida en quince minutos y en ese momento me di cuenta que lo que hacía no lo estaba disfrutando más, en realidad no estaba disfrutando vivir, no encontraba el incentivo, esa es una problemática que se da mucho en el deporte. Los deportistas nos retiramos cuando los demás están empezando.

- ¿Te gustaría que los ex deportistas tuvieran otro espacio?

- Sí, a mí recién ahora a los 49 años, me llamó el Secretario de Deportes de la Nación, el Colorado Mac Allister para que trabaje con un proyecto de básquet en Bahía Blanca y su zona de influencia, es la primera vez que a alguien le interesa que todo lo que he aprendido lo pueda volcar en otro. Esto es muy loco, nosotros no respetamos la sabiduría, es un tema cultural.

- Este año cumplís 50, ¿aún te divierte que te digan el Loco o te empieza a molestar?

- Como siempre marco, depende de la forma en que se me diga, no es que me divierte, pero es un apodo que arrastro desde chico y si es con respeto no me molesta. Prefiero tener ese y no otros apodos, ja.

- ¿Cuál fue el mejor momento de tu carrera?

- Creo que fue el de la etapa del draft en Estados Unidos, más algunos años en Europa, eso, sumado a algún año en Estudiantes de Bahía, ha sido lo mejor de mi carrera, porque estaba muy bien físicamente, estaba con ganas, me divertía jugar. Después el básquet se me transformó en un trabajo, yo empecé muy chico, y con los años empecé a ponerme más abúlico.

- Muchas gente del ambiente del básquet me he marcado que en capacidades técnicas fuiste más que Ginóbili: ¿es así?

- Creo que las cosas son como son, yo creo que sí, que el talento que Dios me dio a mí no se lo dio a Manu, lo que él tuvo y tiene es una constancia y una voluntad que yo no tuve o un interés, él sigue teniendo ganas de estar donde está y a mí me cansó muy rápido todo esto. Yo empecé mucho más chico que él, esa es una realidad, por eso me cansé muy rápido. Somos dos personalidades totalmente distintas, para él, el basquet es la vida y para mí el básquet fue solo un medio para yo poder vivir como me gustaba, hay una diferencia de concepto, lo cual es respetable de parte de él, es algo que yo admiro, lo admiro mucho.

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