Ricardo Eliseo Castañeda
| 13 de Mayo de 2016 | 01:46
Se destacó como estudioso del Derecho y eximio entusiasta de la aviación, pero por sobre todas las cosas Ricardo Eliseo Castañeda fue un hombre respetable que se ganó el afecto de su entorno. Por eso su fallecimiento, ocurrido a sus 73 años, causó un profundo pesar en diferentes ámbitos platenses.
Este vecino del barrio La Loma había nacido el 15 de junio de 1942 al sur del río Atuel, en el actual Malargüe, Mendoza. Hijo de Judith Bugarin y Mario Eusebio Castañeda, fue el hermano mayor de Mario y Norma Castañeda.
Luego de la educación primaria en San Rafael ingresó como pupilo a un bachillerato en el Liceo Militar General Espejo, en la capital mendocina; integró la novena promoción, pero la carrera militar no lo sedujo. Luego completó su educación secundaria en el Colegio Nacional Agustín Álvarez de esa ciudad.
En busca de su formación universitaria llegó a La Plata y se alojó en las pensiones de estudiantes de la calle 60 entre 115 y 116. Por ese entonces, llegó con su guardapolvo blanco, bien almidonado para comenzar a estudiar Medicina. Pero tenía que trabajar y estudiar y si bien el mandato era medicina, la alternativa del Derecho también estaba presente y se transformó en su mejor opción.
Mientras estudiaba Abogacía ingresó como empleado al Banco Comercial de La Plata. En esa etapa conoció a Giancarla Barchiesi, su pareja entrañable y eterna, con quien recorrió parte del mundo, con parada obligada en la península itálica, preferentemente sobre el Adriático.
De la unión nacieron Carina, Carla y Román, quienes multiplicaron su descendencia en los nietos: Pedro, Martina, Juana, Felipe e Isabella. También disfrutó de su familia política integrada por Fabio, Daniel y Eleonora. Con sus afectos compartió interminables reuniones donde se explayaba con sus ideas de progreso y honestidad.
Su responsabilidad y pasión por el desarrollo de su profesión de abogado no le impidió recalar en el oficio de carpintero. También se entretuvo reconstruyendo autos antiguos.
Al estudio jurídico que compartió con su amigo y socio Antonio Salcedo en el centro platense, se sumó posteriormente su hijo Román. También se desempeñó en sus bufetes alternativos en Alejandro Korn, Brandsen y en la diagonal 74, camino a Ensenada, en el Aeroclub La Plata.
La defensa de la aviación civil y la pasión por volar lo colocaron como uno de los tantos hombres y mujeres que tuvieron el objetivo de dar forma institucional a la entidad civil. Allí se formó como piloto privado y comercial y fue presidente de la institución.
Sus allegados remarcaron que parte de su pasión andará entre hangares, la laguna, la pista, los aviones y, por sobre todo, en aquellos con los que tanto compartió y que tuvieron el gesto de reconocerlo como Presidente Honorario, en vida, del Aeroclub La Plata.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE