Trampas urbanas: riesgos diarios en calles platenses

Desde tapas de medidores sueltas hasta postes por caer y veredas rotas, hay decenas de escollos para los peatones

Ser peatón es una rutina de riesgo. Las calles platenses, se sabe, están minadas por decenas de escollos urbanos que los transeúntes deben evitar a su paso y de los que, por distracción y falta de advertencias, cualquier caminante puede convertirse en inesperada víctima.

La lista de situaciones que suelen derivar en accidentes en el casco urbano local es interminable: tapas de medidores sueltas, árboles y postes inclinados, pozos en las veredas, rampas deterioradas, filtraciones que forman “lagos”, aberturas por obras inconclusas, desniveles por las raíces de los árboles, canteros en mal estado, carteles rotos y cableados sueltos, son verdaderas trampas y desnudan desidia en el mantenimiento urbano.

Cada una de ellas representa un riesgo para la integridad física de los vecinos, en especial para los adultos mayores y los discapacitados, quienes encuentran numerosas barreras urbanas para desplazarse por La Plata. Puestas a prueba a cada paso por la falta de tapas en los medidores o las alcantarillas, las personas no videntes están en riesgo cotidiano al moverse por la vía pública.

También forman parte de este inventario mamposterías que están a punto de caer de un balcón, maderas precarias con las que se procuran tapar pozos profundos, volquetes colocados sobre las veredas o vehículos indebidamente estacionados.

Los signos también se advierten en las aceras heridas por obras inconclusas y pérdidas de agua, olvidadas en el paso del tiempo. Por caso, Felisa Massello contó que en 72 entre 132 y 133 hay una filtración a la altura del 1877 por la que ya se formó un resbaloso verdín que desafía a quienes caminan por la cuadra. Es apenas un ejemplo de una situación que multiplica en el casco urbano, a juzgar por los 1.200 casos que registra el mapa virtual de las pérdidas de agua del que ya dio cuenta este medio.

En 520 y 139, casi en la esquina, se ve un profundo pozo junto al cordón de la vereda, apenas “señalizado” con un improvisado palo y una bolsa plástica que colocaron los propios vecinos. “Ya hemos pedido que lo tapen, pero sigue así. Ya se ha caído gente y le puede pasar a cualquiera”, dijo Marcelo Paz, un vecino de la zona.

Casi a diario se suman reclamos por los postes de luz a punto de caer, la mayoría por falta de mantenimiento y corrosión de sus bases. Ayer, por caso, frentistas denunciaron que pese a los numerosos reclamos, un poste con tensión sigue reposando sobre una casa en calle 682 y diagonal 620.

No pocos vecinos han reclamado por la cantidad de autos que se arrumban frente a las comisarías, lo que obliga a los peatones a bajar a la calle para poder avanzar.

Por lo general la situación se complica en las horas de la noche, cuando la luz es más escasa y ese tipo de obstáculos se esconde en la oscuridad sin que sea fácil que resulte advertido.

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