La fiesta estuvo en las calles
| 30 de Mayo de 2016 | 17:36

Por RODRIGO CHAGARAY
CARDIFF, GALES
ENVIADO ESPECIAL
Desde muy temprano, todas las calles adyacentes al estadio galés, donde alguna vez existió el mítico Arms Park, desbordaron fascinadas por una auténtica fiesta popular que juntó en un mismo espacio a hinchas franceses, neozelandeses, irlandeses, galeses y claro está a los ruidosos argentinos que, enfundados en los colores celeste y blanco, le dieron a la postal mundialista un marco inolvidable. Es que más allá de que el partido de nuestra selección es hoy, un encuentro del calibre de Nueva Zelanda-Francia, invitó a adelantar la presencia y cantar presente.
Si el calibre del cuartos de final N° 2 entre kiwis y galos, de antemano lustró la chapa, ni hablar el espectáculo que regalaron los hinchas, porque por donde uno miraba había banderas, disfraces, caras pinturas y sonrisas por doquier.
En el patio de uno de los lugares habilitados por la comuna de la ciudad de Cardiff, tocó una banda de covers que deleitó a los presentes con su música, que regaló canciones de Crowded House, Bon Jovi, Beastie Boys y Led Zeppelin.
Mientras la gente se divertía, un par de hinchas irlandeses sacó pelotas de rugby y las empezó a repartir entre la gente, que las lanzaba de un lado a otro y así pasó un buen rato, hasta que los parlantes pasaron al “modo off” la adrenalina del lugar.
A metros de allí, estuvo la West Gate, donde funcionó el Fan Zone del encuentro. Este es un espacio de diversión, patio de comidas y musicalización organizado por las autoridades del Mundial, que literalmente reventó de gente y a cuatro horas del arranque del partido tuvieron que cerrar los portones y poner el cartelito de “full”.
BANDERAZO EN EL CASTILLO
Como ocurrió en la previa del debut en Wembley, donde aquella vez se organizó un encuentro de argentinos en el Big Ben londinense, el punto de encuentro esta vez fue la entrada del “Castle of Cardiff”, allí un centenar de compatriotas dejó sus gargantas al rojo vivo, porque desde una movida simultánea organizada en St. Mary Street (una de las peatonales lindantes al Millennium) y que corrió de boca en boca, a las 14:30 en punto todas las miradas del lugar que estaban concentradas en la pelota gigante incrustada en uno de los muros, se desviaron un ratito hacia donde estaban los argentinos gritando y saltando con el “Vamos, vamos Argentina, vamos a ganar”.
Luego de varios minutos de sonrisas, abrazos y clima sostenido, como en cualquier cancha de fútbol argentina, la atención se desvió de nuevo a los típicos pubs galeses que estaban repletos de gente, por donde se vieron las imágenes del primer cuarto de final entre Sudáfrica y Gales, que terminó finalmente con victoria de los Springboks.
Después la marea humana se desvió a las distintas puertas del estadio y empezó a palpitar y vivir el choque entre los All Blacks y Francia. Peros esa fue otra historia.
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