Lobos contra Leones, en la Ciudad como en Poniente

El final de la sexta temporada dejó planteada una batalla entre familias que recuerda al clásico platense

En Facebook, Twitter y grupos especializados de WhatsApp todavía se discute el final de la sexta temporada de “Game of Thrones”, la serie suceso del último lustro que entregó dos episodios finales cargados de emociones, giros insospechados y una factura técnica sin igual en la televisión (a pesar de que atraviesa su mejor momento de la historia).

El explosivo cierre que arrasó con buena parte de los personajes sirvió también para achicar el elenco, en busca de abaratar los costos de una serie cada vez más cara para producir (sus actores principales pidieron medio millón de dólares por episodio para renovar sus contratos), y para iniciar el camino hacia el desenlace. Así, al cierre de la sexta temporada, y con menos personajes en el medio, la pelea quedó planteada con claridad: Leones y Lobos batallarán en la séptima entrega de la serie como hacen en la Ciudad los dos equipos del fútbol de Primera.

Curiosamente, las dos familias de Poniente tienen numerosos puntos en común, además de sus símbolos, en su idiosincrasia con los equipos platenses. Los Stark son los Lobos: una de las primeras familias reales de Poniente (de hecho, tienen otros dioses que el resto del continente), habitan en Invernalia, en los Bosques del Norte, una morada que defienden con la vida y que, como el Bosque gimnasista, es un espacio de dimensiones míticas considerado inexpugnable por sus rivales.

Son la encarnación de la nobleza en un mundo demasiado cínico para hacer lo que es correcto. Su enfrentamiento al pragmatismo de Desembarco del Rey convertirá la historia de la familia de Ned Stark en una lucha apasionada y marcada por la tragedia: la defensa hasta la propia muerte de sus convicciones en Ned recuerda, en ese sentido, al Expreso del 33, uno de los mejores equipos mens sana de la historia que perjudicados por un árbitro en una era donde los grandes eran intocables, decidió sentarse en el campo mientras su rival marcaba gol tras gol. Aquella decisión lo dejó fuera de la lucha por el título.

Desde el inicio de la serie, quienes colisionaron ideológicamente con los nobles Stark fueron los Lannister. Puro pragmatismo, el mito cuenta que la familia más rica de Poniente consiguió su dinero y su fortaleza, Casterly Rock, engañando a los viejos nobles que allí habitaban.

CLASICOS RIVALES

Como modernos odiseos, transitan siempre por la cornisa entre lo moral y lo amoral tejiendo y destejiendo tramas para alcanzar el poder a través de la inteligencia. Y como el Estudiantes de los 60 (aunque aquel equipo administraba pobreza, mientras que la familia de Poniente administra riqueza), consiguen resultados pero son odiados por el mundo entero.

Por supuesto, la historia tiene a los Stark por héroes, por lo tanto su ingeniosa contraparte aparece retratada bajo una luz bastante desfavorable. El padre defiende la “familia” por sobre todo, pero queda claro que como si se tratara de un despiadado Bilardo, para él el fin justifica los medios. Tiene dos gemelos incestuosos, de los cuales uno es simpático pero no se anima a la rebeldía, mientras la otra se ha convertido en la villana de la serie a pura venganza letal.

Apenas Tyrion Lannister le ofrece a quienes quieran “hinchar” por el estandarte que defienden en el mundo futbolero, un héroe hecho a medida de la idiosincrasia pincharrata: un freak discriminado por su apariencia que se revela como un estratega ejemplar y de indiscutible nobleza. Un Zubeldía hedonista.

CLUBES GRANDES

Starks y Lannisters serán los protagonistas de las últimas dos temporadas y su inexorable enfrentamiento marcará el futuro de los Siete Reinos. Pero, lamentablemente, como ocurre en el fútbol nuestro de cada día, tendrán protagonismo hasta que los “clubes grandes” vuelvan a nacer tras una profunda crisis. Porque si hay un grande en Poniente es la familia Targaryen, que unificó los Siete Reinos con sangre y fuego y que ahora amenaza desde el Oeste con un poderoso tridente ofensivo compuesto de dragones.

Drogon, Viserion y Rhaegal son el equivalente a la billetera profunda de los “grandes”: un arma que convierte en injusto, en desigual, el juego de tronos. De hecho, el “León” Tyrion se pasó al “grande” y ya no “juega” más para los Lannister: los Targaryen “le compraron el pase” luego de que fuera despreciado por los suyos y ahora teje y desteje para la Reina de los Dragones, que busca reconquistar el trono que su familia perdió tras una serie de malas administraciones, pero que, como cualquiera de los cinco clubes porteños autodenominados “grandes”, siente que le pertenece.

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