El poder de las palabras positivas: una clave para ser más feliz

Haga la prueba. Observe con atención el impacto que causa en un compañero de trabajo, amigo o ser querido decirle “has hecho un buen trabajo”, y compárelo con el que le produce a esa misma persona manifestarle en otra ocasión “no está mal este trabajo”.

En el primer caso seguramente se iluminará el rostro de su interlocutor con una sonrisa, mientras que en el segundo el destinatario de sus palabras, probablemente, se mostrará sombrío y contrariado, aunque el contenido de su expresión haya sido el mismo. “La diferencia estriba en el impacto tan diferente que “bien”, “mal” y “no” tienen en nuestra mente, en nuestro cerebro”, explican el doctor en ética y filósofo Luis Castellanos; la pedagoga y máster en Neurociencia Cognitiva, Diana Yoldi; y el experto en formación de directivos, José Luis Hidalgo.

Los expertos aseguran que las palabras tienen un gran poder en nuestro cerebro y determinan el rumbo de nuestro pensamiento, nuestra actitud ante la vida e incluso nuestra salud y longevidad, y están firmemente convencidos de que tienen magia, aunque se trata de una magia avalada por investigaciones científicas.

“La ciencia nos dice que podemos entrenar nuestro lenguaje y cambiar nuestra mente, un camino que se inicia con la toma de conciencia del lenguaje que utilizamos con nosotros y los demás, y prosigue con ejercicios y entrenamientos para construir el hábito de utilizar el lenguaje positivo en nuestra vida cotidiana”, según Diana Yoldi.

“En nuestro día a día cotidiano conversamos y escribimos, y continuamente estamos eligiendo y empleando palabras, la mayoría de las veces inconscientemente, deprisa, sin darnos cuenta que tienen una energía propia, una carga emocional positiva o negativa que impacta en quienes nos escuchan y también en nosotros mismos”, señala Luis Castellanos.

“La neurociencia cognitiva comprueba que las palabras tienen el poder de generar y modificar estados emocionales y hoy podemos observar en nuestro cerebro su impacto mediante electroencefalogramas o EEG”, explica Yoldi.

“Las palabras positivas generan apertura, emociones positivas y sociales, facilitan la comunicación y las relaciones personales, mientras que las palabras negativas provocan emociones adversas y provocan rechazo”, señala la pedagoga y máster en neurociencia.

Las palabras neutras son aquellas que no están cargadas emocionalmente y la mayoría de ellas son descriptivas, indica el equipo.

Según los expertos, esta clasificación ayuda a las personas a entrenar su comunicación y a que puedan elegir la palabra adecuada al impacto emocional que quieran crear o sentir.

Según Castellanos, Hidalgo y Yoldi, las palabras neutras generan información sin carga emocional aparente, y por ejemplo, “azúcar”, le evoca tanto a quien la emite como a quien la recibe el conocimiento sensorial y cognoscitivo que tienen de ese objeto (se come, dulce, blanca, en grano, en terrones, para cocinar).

Sin embargo, los recuerdos y experiencias asociados a “azúcar”, (me gusta o no me gusta, diabetes, salud, algo que celebrar) pueden convertir, para cada persona en concreto, esa palabra neutra en una positiva o negativa, según aseguran.

Los expertos ofrecen una palabra “mágica”, que sería MARAVILLOSO, de la que dicen: “Hay estudios científicos que muestran que quien escucha el vocablo “maravilloso” atiende mejor y con más intensidad y recuerda mejor la información que va a continuación, por lo que es recomendable utilizar esa palabra si uno quiere que sus oyentes recuerden un contenido más fácilmente”, señalan.

En el extremo de la negatividad colocan la palabra “no”, que tanto pronunciamos a diario: “Este vocablo produce en quien lo escucha una alteración de la atención y modifica su capacidad de tomar decisiones”, afirma José Luis Hidalgo. Añaden que los estudios de la psiquiatra Nelly Alia-Klein, profesora asociada de Psiquiatría (primaria) y Neurociencia (secundaria) en la Escuela de Medicina de Icahn Monte Sinaí (Nueva York), revelan que un “NO”, nos paraliza y pone en marcha en nuestro cerebro la amígdala, por lo que aumenta la liberación de hormonas del estrés.

 

Hijos
Son recomendables las palabras de cariño, que expresen amor y afecto. Los problemas de comportamiento mejorarían con expresiones de amor, incluso en aquellos niños con lesiones cerebrales.
Diana Yoldi
Escuela
Icahn Monte Sinaí
José Luis Hidalgo
Luis Castellanos
Medicina
Nelly AliaKlein
Neurociencia Cognitiva
Nueva York
Psiquiatría

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