José Darragueira: un artífice de la Revolución

FICHA
Nació: 27/1/1771 (Monquegua, Perú)
Murió: 1/5/1817
Representó a Buenos Aires

Si bien en el Congreso de Tucumán representó a Buenos Aires, José Darragueira había nacido en Monquegua, Perú. Pero fue en Buenos Aires donde estudió -en la Escuela Real de San Carlos- para luego convertirse en doctor en Derecho en la Universidad de Chuquisaca, donde permaneció como magistrado (Oidor) de la Real Audiencia.

Pero siempre había estado ligado a Buenos Aires, y en 1795 volvió a instalarse allí para ser uno de los principales motores de la Revolución de Mayo de 1810. Era para él casi una obsesión, y era habitual que participara asiduamente de reuniones en las casas de Nicolás Rodríguez Peña y de Hipólito Vieytes para fogonear la revuelta. Así, llegado el Cabildo abierto del 22 de mayo de 1810, en su calidad de abogado participó activamente en la sesión, votó a favor de la permanencia de Cisneros, y fue designado por Alvear para la cámara de apelaciones.

En aquellos días, este abogado inquieto se juntaba con muchos criollos notables para sentar los primeros pasos de la Revolución. Esos pasos se trazaban en reuniones secretas que se llevaban a cabo en diversas casas.

Era algo así como una sociedad secreta que integraban, entre otros, figuras como Nicolás Rodríguez Peña , Manuel Belgrano, Juan José Paso, Hipólito Vieytes, Agustín Donado, Manuel Alberdi, Chiclana, Juan José Castelli, Domingo French, Antonio Berutti, Viamonte y Tomás Guido. La mayoría de las reuniones se realizaban en la casa de Vieytes o en la de Rodríguez Peña, donde se organizaban las acciones, como la propuesta por Cornelio Saavedra, quien ofreció su contingente armado: los Patricios. Como muestra del pensamiento que impulsaba Darragueira, está el testimonio que envió a su “amado amigo” -como encabezó su carta- Tomás Guido. Allí, sostenía de puño y letra que “la opinión acerca de la forma de gobierno se va dejando conocer aun en los más encapotados, por la controversia que ofrecen a este respecto nuestros periódicos; y aunque el juicio de los más ilustrados se fije en la monarquía constitucional, se divide ésta según comprendo en Incas, Portugueses, o algún otro príncipe extranjero. Mientras se discute una materia tan espinosa en el Congreso, en las tertulias y en los papeles públicos, la esperanza de los monarquistas no se disminuye con relación al héroe que cada uno privativamente se propone...”.

Tras haber sido desterrado en 1811, José Darragueira representó a Buenos Aires en el Congreso de Tucumán y respiró sus anhelados aires de Independencia.

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San Carlos

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