Aclamado, Zubin Mehta dio gala de su maestría en La Plata

Al frente de la Orquesta Filarmónica de Israel, el célebre director indio ofreció anoche una histórica actuación en el Teatro Argentino

Lleno como pocas veces en los últimos tiempos, el Teatro Argentino recibió anoche, en su Sala Alberto Ginastera, a uno de los conductores más importantes de la actualidad. Al frente de la Orquesta Filarmónica de Israel, el célebre director indio Zubin Mehta dio gala de su maestría y serenidad, con una actuación histórica para la Ciudad que fue aplaudida de principio a final.

Quince minutos más tarde de lo previsto, debido a los tardíos de siempre, el concierto comenzó a las 20.45, segundos después de la primera de muchas ovaciones para Mehta y la orquesta que dirige desde 1977 y de la que ostenta, desde hace 30 años, el título no tan frecuente de Director Musical vitalicio.

En la primera parte del programa, la Orquesta fundada en 1936 por Bronislaw Huberman e integrada en su mayoría por jóvenes músicos rusos e israelíes ofreció la esplendorosa “Obertura Carnaval” op. 92 del checo Antonin Dvorák (1841-1904), una entrada en calor eufórica, que sirvió para demostrar la potencia e intensidad de esta agrupación de casi un centenar de miembros que, en tres micros, arribó ayer temprano a la Ciudad.

A continuación llegó el dramatismo de la Suite No. 2 de “Daphnis y Chloé” de Maurice Ravel (1875-1937) que, con un inicio repentino, entre flautas y clarinetes, dio paso a las cuerdas en toda su intensidad, con un lucimiento especial del solista de flauta, que recibió cálidas devoluciones del público.

Tras el intervalo, los talentosos músicos de la Filarmónica -que gira habitualmente por el mundo entero y cuenta con temporadas fijas en Tel Aviv, Jerusalén y Haifa- volvieron al escenario para comenzar la segunda y última parte del programa, a pocos minutos de las 22.

Tras una nueva ovación, Mehta apareció en el escenario, subió a la tarima y con la batuta en mano comenzó a dirigir la frutilla del postre: “La Vida de Héroe”, op. 40, de Richard Strauss (1864-1949), un poema sinfónico dividido en seis partes en el que se destacó enormemente la interpretación del joven concertino Ilya Konovalov, quien se ganó varios vitoreos al término de la función.

Cuando el teatro se caía en aplausos, tras una de las tantas entradas y salidas de la gran estrella, el director volvió al escenario y en su única intervención verbal con los asistentes los sorprendió con un “Tchaikovsky”.

El momento de los bises, claro, había llegado, y tuvo un cierre de lujo cerca de las 23 que incluyó el emotivo y popular vals de "El lago de los cisnes", para coronar una velada que, si bien no presentó la versión más apasionada y enérgica de Mehta -quizás por el programa elegido-, fue aclamada por unanimidad.

Anoche, para muchos, fue el primer encuentro cara a cara con una de las leyendas vivas de la música académica. Y se notó. Esa necesidad de aplauso involuntario flotó durante toda la velada en una sala desbordada de admiración por ver al que, de figura imponente y rasgos imperfectos, estaba parado ahí de impecable frac: un director que, con una carrera indiscutible, ha logrado convertirse en uno de los conductores más codiciados del mundo.

El paso de Zubin Mehta por el Argentino fue posible gracias a un acuerdo con el Colón, en un intento por “hermanar” los teatros. A diferencia de otras grandes figuras del rock, como las que suelen venir a costa de varios miles de pesos por persona, al maestro indio y “su” orquesta muchos lo pudieron ver por sesenta pesos -lo que costaban las entradas más baratas-, y eso es para destacar. Claro que los tickets se agotaron en horas, una vez puestos a la venta, y muchos se quedaron con ganas de asistir. Motivo suficiente para soñar con una posible revancha. Ojalá.

Antonín Dvorák
Bronislaw Huberman
Director Musical
Maurice Ravel
Obertura Carnaval
Orquesta Filarmónica
Sala Alberto Ginastera
Suite Nº
Teatro Argentino
Zubin Mehta

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