Martínez Poch: “Falta la segunda mitad de la historia”

Antes del inicio del juicio anticipó que va a declarar. Y calificó de “inverosímil” el relato de la víctima

Jorge Cristian Martínez Poch, el hombre que está siendo juzgado por un presunto ataque sexual a dos de sus hijas, y a una ex pareja, Vanesa Rial, a la que además, según declaró la mujer entre llantos, sometió a todo tipo de torturas y malos tratos, durante los 45 días que duró su supuesto cautiverio, anticipó ayer que va a declarar y, citando a un conocido programa radial, anunció que “la venganza será terrible”.

La fuerte frase retumbó en el recinto, aunque todavía no había dado comienzo la tercera jornada de debate oral, ya que los jueces Juan José Ruiz, Carmen Palacios Arias y María Isabel Martiarena, no estaban presentes en la sala.

Por eso, aprovechando esos instantes previos al arribo de los magistrados, el acusado habló con los medios de prensa y aclaró que sus dichos no tienen que ver con una venganza, sino en que “falta la segunda mitad” de la historia.

Martínez Poch tiene cinco hijas. Dos lo denunciaron. A las otras no las ve hace años

“Han sido audiencias muy fuertes -destacó-, sobre todo la primera, que fue muy importante desde lo emocional por la declaración de mis hijas, que tuve que escuchar del otro lado de una puerta”.

Martínez Poch, en realidad, “Martínez Tarantino, como dice mi DNI -explicó-”, sostuvo que “voy a intentar probar, junto con mi abogado Martín Cerolini, que lo que se dice no se ajusta ni remotamente a la realidad”.

“Tenemos los medios y, lo vamos a intentar, siempre y cuando haya buena voluntad en los jueces. Espero que puedan escucharme, porque hasta ahora se escuchó una sola voz”, indicó.

El imputado aseguró que su familia “ha sido mancillada” y, en relación a las graves afirmaciones que lanzó Vanessa Rial, respondió: “No quiero ser soez”.

Para Martínez Poch, se trató de un cúmulo de palabras “inverosímiles”, que “no se corresponden ni a modo, tiempo o lugar”.

“La cronología que hizo Vanessa fue muy bizarra. Las situaciones que describió, cuando estando en casa fue a trabajar durante 15 días, son imposibles de que se hayan dado en la práctica”, comentó.

LA ENFERMEDAD DE SU ESPOSA

Seguidamente, describió el duro trance que implicó el fallecimiento de su esposa a causa de una larga enfermedad.

“Fue en 1999. Y tuve que hacerme cargo de las chicas solo. Al año murió mi papá, que era como una rueda de auxilio. Muy presente. Por eso creo que todos tienen una idea muy errónea de cómo puedo llegar a ser como persona. La prensa no fue benévola conmigo”, refirió.

El relacionista público e ingeniero en sonido, como se presentó, sólo se quebró cuando empezó a hablar de las hijas.

Si bien hizo fuerzas para no llorar, la angustia tapó sus palabras y, por momentos, se hizo muy difícil escucharlo.

“Ya pasó mucho tiempo y he cometido diez millones de errores. Pero las amo profundamente”, mencionó. Y en referencia a una de ellas, que este diario no da a conocer el nombre para preservar su intimidad, contó que “tiene unos hermosos tatuajes y, cuanto más se quiere alejar de mi, más se me parece. Le gustan los deportes extremos como a mi y tiene el pelo de todos los colores, como yo los tenía en la década del 80”.

También dijo que “tengo 40 tatuajes y podría tener muchos más. Soy adicto a la tinta más que a las pastillas, a las drogas o a golpear mujeres hipotéticamente secuestradas”, mencionó.

Por último, Martínez Poch, que reconoció tomar psicotrópicos, pero bajo prescripción médica, señaló que “me gusta mucho todo lo que genera adrenalina. Y no consigo adrenalina secuestrando a una persona que fue a trabajar todos los días. No deben comprar todo lo que se vende. Estoy defenestrado públicamente. Se ha magnificado todo de una forma increíble”.

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