Los cuidacoches siguen dominando el Centro
| 11 de Septiembre de 2016 | 02:35

Un automovilista llega a la calle 46 entre 10 y 11 y deja el auto en doble fila. Baja, le da las llaves a un cuidacoches, a quien saluda afectuosamente y se marcha a realizar trámites. El “trapito” espera que se desocupe un lugar y mantiene el vehículo en doble fila hasta que aparezca el sitio mágico. De lo contrario, empieza a empujar los autos, de los cuales tiene las llaves en su mayoría. A pocos metros, en una obra en construcción, sobre calle 10, ponen tarros de pintura y caballetes para reservar el espacio para algún camión que en algún momento del día descargará materiales o alguien allegado a la obra se acerque y pueda tener su lugar. Se trata de una práctica que se ve en el Centro a diario y ahora, para ponerle freno, desde la Municipalidad aseguran que van a realizar un relevamiento sobre los espacios reservados ilegalmente.
El caso de 46 entre 10 y 11 es parte de una radiografía cotidiana que se da en las calles céntricas de la Ciudad. Según los últimos relevamientos realizados, en la Ciudad hay más de 300 espacios para estacionar “usurpados” por quienes buscan preservar un espacio para dejar el auto. Y todavía más común es ver que “trapitos” recurren a la llamativa utilización de baldes para “reservar” lugares, que luego son cedidos a quienes aceptan pagar para estacionar en ese sitio.
otra cuadra “usurpada”
En 46 entre 2 y 3, de la mano de la Escuela Media 31, también se puede ver habitualmente como se guardan lugares para conductores “conocidos” de los cuida coches. Lo hacen con tarros de pintura, maderas o cualquier otro objeto que sirva para bloquear el acceso de algún conductor que no resulte conocido para el “trapito” de la cuadra.
En la zona delimitada por las calles 1, 4, 46 y 50 suele verse desde antes de las 8 de la mañana a los “trapitos” distribuyendo sus baldes, a la espera de los conductores, que comienzan a pugnar por un lugar para dejar el auto a esa hora en que la actividad comercial empieza su marcha.
Según distintas fuentes consultadas, los “trapitos” cobran por encima de los 20 pesos por cada auto que cuidan. Si alguien paga 30 pesos por unas cuatro horas de estacionamiento medido en cualquier parte del Centro, la mayoría de los cuida coches piden un piso de 20 pesos y a veces esa cifra sube sideralmente en las inmediaciones de algún evento masivo, donde se llega a “pedir” cerca de 100 pesos como piso para “proteger” el vehículo. Incluso, hay zonas de estacionamiento medido en las que también están los cuidacoches, por lo que dejar el auto en ese sector puede costar no menos de 50 pesos entre el pago del estacionamiento oficial, y la “colaboración” para el “trapito”. Por si fuera poco, hay cuadras en que se cobra por adelantado.
Los vecinos explican que la gente termina por acostumbrarse y paga resignadamente para evitar demoras y sorpresas desagradables cuando vuelven al auto. Incluso, fuentes comunales reconocen que este tipo de prácticas se denuncia cada vez menos. Lejos de reflejar que la situación mejora, parece más bien un síntoma de que los vecinos dudan de que alguna intervención vaya a resolver el problema.
Pese a estar prohibido en la Ciudad por ordenanza, el “negocio” de los “trapitos” gana terreno. A la hora de los controles lo que complica son las diferentes tipificaciones que se puede llegar a hacer de los supuestos delitos que cometen los “trapitos”. En ese marco, y pese a la larga polémica, los intentos por ponerle freno parecen más bien aislados.
El año pasado, en una inédita resolución, un juez de La Plata elevó a juicio una causa seguida contra tres cuidacoches. Los acusó de haber intentado extorsionar a automovilistas que habían asistido a una competencia de súper TC 2000 en el Estadio Unico, a quienes habrían amenazado para que entregaran dinero con el fin de cuidar sus vehículos, en 2013. Así por primera vez se aplicó una causa contra cuidacoches bajo la acusación de “extorsión en grado de tentativa”. Pero, al margen de ese intento, poco más se ha hecho.
En la Legislatura bonaerense hay varios proyectos relacionados a la actividad de los cuidacoches que no lograron prosperar al no conseguir despacho de comisiones.
Una de las iniciativas fue presentada por los ex diputados Mauricio D`Alessandro y Guillermo Britos y apuntaba directamente a prohibir la actividad, al establecer penas y multas a “quien ofrezca de manera directa o indirecta el servicio de cuida coches, limpiavidrios u otro tipo de servicios similares no requeridos, a conductores en la vía pública sin autorización legal, en forma gratuita, onerosa o a cambio de retribución voluntaria de quien recibe el servicio”.
En la Ciudad el problema dista de ser reciente. Se remonta a 1998, cuando los primeros cuidacoches comenzaron a ganar las esquinas de la ciudad inaugurando una actividad que no tardaría en provocar quejas, mientras crecía a pasos agigantados. Hoy, si bien no hay relevamientos oficiales que den cuenta sobre la cantidad de personas que desempeñan esta actividad, se estima que podrían ser cerca de 300.
Falsos carteles
Por otro lado, y ante las reiteradas denuncias de vecinos, los inspectores realizan recorridas periódicas por distintas zonas de la ciudad para detectar obras en construcción, comercios y frentistas particulares que se reservan el estacionamiento indebidamente. Desde la Municipalidad informaron que la Dirección de Tránsito de la Subsecretaría de Convivencia y Control Ciudadano del Municipio realizó un relevamiento sobre los carteles indicadores de estacionamientos reservados con el objetivo de evaluarlos caso por caso, detectar los permisos caducos y retirarlos de la vía pública cuando corresponda.
Al respecto, el titular del área, Carlos Falchi, explicó: “Hicimos un relevamiento de todos los carteles de ‘Estacionamiento Reservado’ para analizar los casos y retirar los que están fuera de vigencia” y agregó: “muchos indicadores corresponden a permisos para estacionar que vencieron hace tiempo y la gente sigue respetándolos pensando que siguen vigentes”, agregó el funcionario.
“Durante los operativos, corroboramos muchos casos de vecinos que se ‘guardan’ el lugar para estacionar su auto, así como obras en construcción que colocan caballetes o conos para acomodar los camiones y descargar materiales”, detalló Falchi.
“Actualmente, no existe permiso alguno para las obras en construcción”, remarcó el director de Tránsito, y agregó que “en el caso de los particulares, sólo está prohibido estacionar en los garages que funcionan como tales, por lo que no se puede prohibir el estacionamiento si la entrada de garaje corresponde a un consultorio o al living de una casa”.
Los garages deben estar señalizados de manera correcta, con el cartel oficial de ‘prohibido estacionar’ y, de considerarse necesario, el cordón pintado de color amarillo.
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