Inquietud por el crecimiento de los casos de bullying en escuelas de La Plata y del país
| 13 de Septiembre de 2016 | 01:43

No pueden causar sino una gran preocupación los nuevos relevamientos realizados sobre el fenómeno del acoso escolar que se produce en los colegios en perjuicio de los chicos, demostrativos de que uno de cuatro alumnos tiene miedo de ir a clase a raíz del hostigamiento que recibe por parte de sus compañeros. Se trata de una tendencia en alza y totalmente negativa, que debe ser revertida.
El dato mencionado surgió de relevamientos realizados por organizaciones no gubernamentales que se ocupan del tema y cuyos resultados fueron publicados en este diario. El llamado bullying no deja de presentarse en escuelas de nuestra ciudad y también del resto del país con una frecuencia y crueldad cada vez mayor.
Tal como se detalló, hace cuatro meses, de hecho, dos hermanos de una escuela secundaria de Tolosa dejaron de ir a clases porque eran objeto de bullying, según también denunció su madre, quien presentó el caso ante las autoridades educativas y policiales. De acuerdo a lo que planteó la mujer, los compañeros de sus hijos los acosaban con humillaciones y hasta los agredían físicamente en plena aula.
Quienes analizan este problema coinciden en que el número de casos viene en aumento y se calcula que cada vez son más los chicos que no quieren dar el presente en las escuelas por miedo a ser hostigados por sus propios compañeros.
Maltrato, discriminación, insultos, marginación: tal como se indicó, el acoso se registra de diferentes formas y encuentra nuevos canales de la mano de las tecnologías emergentes y las redes sociales. Entre los comportamientos más renombrados dentro del fenómeno del cyberbullying, se puede incluir la difusión de rumores, la publicación de información falsa o mensajes desagradables, comentarios o fotos embarazosas, o bien excluir a alguien de las redes online u otras comunicaciones.
Los especialistas consideran que la Argentina comenzó en forma tardía a atender este grave tema, destacándose que recién profundizaron estudios a partir del caso de Carmen de Patagones -la masacre escolar causada por un alumno de 15 años que mató a tres de sus compañeros e hirió con una pistola a otros cinco- y que recién se lo estudió con rigurosidad siete años después, en 2011, en lo que fue el único estudio profundo y federal sobre el bullying en Argentina.
Se indicó también que la agresión puede ser pegarle al chico hostigado, tirarle las cosas, hacerle zancadillas, robarle tareas o útiles, arrojarle objetos, ensuciarlo o atarlo. También puede ser de índole verbal mediante sobrenombres o insultos que pongan en evidencia defectos físicos y por último de origen social al ignorarlo, inventar historias falsas, contar intimidades, no invitarlo a reuniones o no sentarse con él.
Lo importante es que, en el universo educativo, se le asigne a este problema la importancia que verdaderamente tiene, sin minimizarlo ni considerarlo una “cosa normal entre los chicos”. Para abordarlo también se necesita una especial capacitación porque muchas veces, la intervención de los adultos suele agravar las cosas.
Reflexionar sobre estos fenómenos en el ámbito escolar sería dar un primer paso, tan deseable como positivo. Los docentes en primer término, con el respaldo de los padres, deben avanzar en esa dirección.
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