Colombia y las FARC sellaron un histórico acuerdo de paz

Santos y Timochenko, líder de la guerrilla, firmaron el pacto con una bala reconvertida en bolígrafo

CARTAGENA.- El presidente de Colombia y la guerrilla izquierdista de las FARC rubricaron ayer un histórico acuerdo que pone fin a un conflicto armado de más de medio siglo, un paso enorme en el largo camino para reconciliar al país con una paz duradera.

El presidente Juan Manuel Santos y Rodrigo Londoño, alias “Timochenko”, líder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), firmaron el pacto con un bolígrafo hecho con una bala calibre punto 50, iniciando la cuenta regresiva para que 7.000 guerrilleros dejen las armas y formen un partido para defender a los pobres, pero ahora desde la política.

Durante el acto en Cartagena, los dos se estrecharon por primera vez la mano en Colombia, un símbolo del nuevo camino que empieza a transitar el país tras 52 años de confrontación que dejó 220.000 muertos, millones de desplazados y limitó el potencial de la cuarta economía latinoamericana. “Que nadie dude que vamos hacia la política sin armas, preparémonos todos para desarmar las mentes y los corazones”, dijo Timochenko. “En adelante la clave está en la implementación de los acuerdos, nosotros vamos a cumplir y esperamos que el gobierno cumpla”, agregó.

Miles de colombianos en la plaza de Bolívar de Bogotá y en otras ciudades del país aplaudieron, festejaron y ondearon banderas mientras veían la firma del acuerdo en pantallas gigantes de televisión. Las autoridades organizaron shows musicales para la ocasión, que guerrilleros celebraron con conciertos en sus campamentos de la selva.

Entre los 2.500 invitados que asistieron a la ceremonia, vestidos de blanco, hubo 15 mandatarios, como el cubano Raúl Castro y el argentino Mauricio Macri. También estuvieron el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, el jefe de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, y víctimas del conflicto.

Ahora el pacto deberá ser avalado por los colombianos en un referendo. Todas las encuestas pronostican un triunfo del “Sí” en el plebiscito para este domingo 2 de octubre. Pero si los vaticinios no se cumplieran, el presidente no podría implementar los acuerdos y el proceso de paz con el grupo rebelde más antiguo de Latinoamérica quedaría en el limbo.

El acuerdo de paz ha dividido a los colombianos. Muchos, como el ex presidente Alvaro Uribe, se oponen a que los líderes de las FARC, acusados de haber cometido asesinatos, secuestros y abusos sexuales, entre otros delitos, tengan la posibilidad de ocupar cargos políticos. A pesar de los escrúpulos de muchos colombianos, el pacto establece que los jefes guerrilleros deberán confesar todos sus crímenes ante un tribunal especial a cambio de una pena privativa de la libertad de entre cinco y ocho años, antes de poder integrarse a la sociedad y aspirar a un cargo político. El acuerdo, plasmado en un texto de 297 páginas, incluye complejos temas como el acceso a la tierra para los campesinos pobres, la lucha contra el narcotráfico, la implementación de la justicia, la compensación a las víctimas y el desminado de zonas del país. El Gobierno estima que el pacto ayudará a la desacelerada economía del país productor de petróleo, carbón y café, a lograr un crecimiento adicional anual de hasta dos puntos porcentuales en el PBI, que el año pasado fue del 3,1%.

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