Contar el luto sin lugares comunes

El jueves llega a la sala del Pasaje la ópera prima de Luciana Piantanida, un duelo contado en clave fantasmal

El Espacio INCAA del Pasaje Dardo Rocha continúa poniendo en pantalla estrenos que no llegan a la cartelera comercial: esta semana, desde el jueves, todos los días a las 18, será el turno de “Los ausentes” la ópera prima de Luciana Piantanida protagonizada por Jimena Anganuzzi y Agustín Rittano.

Difícil de encasillar, este thriller rural que analiza la pérdida de un ser querido narra la historia de una joven pareja al borde de la separación (Anganuzzi y Rittano) que espera su primera hijo y regentea una fonda, un silencioso hombre que llega en busca de su mujer y pide alojamiento (Jorge Prado) y otro que sufrió un accidente y ahora trama un plan al respecto (Alberto Suárez). Los tres confluyen en un pequeño pueblo bonaerense en vísperas del Carnaval.

“No está contado desde la melancolía o el costumbrismo, son registros que no nos interesan: está contada como si fuera un sueño. La película tiene una trama, pero el clima que predomina es el del sueño... o el de la pesadilla”, explica Piantanida, coguionista de Adrián Caetano, asistente de dirección de Néstor Frenkel y productora de la ganadora del BAFICI “La larga noche de Francisco Sanctis”.

La cineasta, quien el viernes estará presente en la función a realizarse en el Select para responder preguntas, afirma en diálogo con EL DIA que es “muy interesante sumergirse”, en este “drama cruzado con una película de fantasmas”, que intenta “narrar un universo propio, lejos del realismo” y busca trasladar al espectador a una dimensión diferente, a “otro mundo”.

“El cine hoy, el norteamericano sobre todo, está muy atado a la realidad todo el tiempo. Y está bueno cuando a veces no pasa eso: quisimos provocar una apertura de los sentidos y la imaginación” y, en el camino, “corrernos del lugar común del luto, escapar de la melancolía y pensar más en el terror, en la inquietud que provoca una pérdida”, reflexiona la directora, que realizó la obra con Pensar con las manos, joven productora de cine independiente.

En este contexto onírico, el pueblo se transforma en un personaje más: su aspecto fantasmal de localidad olvidada enviste de misterio la cinta, y además protagonizó el complejo proceso de producción.

Porque la ópera prima de Piantanida ya tenía una primera versión del guión en 2006, pero pasaría una década hasta su estreno: “Busqué financiamiento hasta 2009, cuando me cansé de estar a la espera del productor salvador que quisiera hacer mi película, y me lancé a filmarla sola, con un equipo de aventureros ad honorem”, cuenta.

AVENTURA

La aventura incluyó el pueblo de provincia protagonista, una localidad de 300 habitantes, para el cual el equipo se trasladó cada día de rodaje atravesando los 30 kilómetros de camino de tierra que era el único acceso.

Para colmo, relata Piantanida, la tormenta de Santa Rosa se corrió de fecha y “nos atrapó en pleno rodaje: se inundó el camino y no podíamos entrar ni salir”.

Así, una producción chiquita, “con escaso presupuesto” y corazón autogestivo, se terminó convirtiendo en una desventura con tintes herzogianos, a pesar de lo cual “conseguimos un muy buen material, que lo montamos como un trailer extendido que ganó la sección ‘Work in progress’ (destinada a proyectos sin terminar) en el BAFICI del 2010”.

Semejante esfuerzo dejó a la cineasta y productora “quebrada” (“tuve que volver a vivir con mis papás” se ríe), y para colmo la promesa de un productor de financiar el filme una vez que estuviera comenzado se cayó y el equipo tuvo que volver a buscar financiación: en 2011 “Los ausentes” ganó un concurso del INCAA de películas digitales, aunque el premio recién estuvo disponible en 2013.

“Cuando tuvimos la plata para continuar, ya habían pasado cuatro años del primer rodaje: todos habíamos cambiado mucho, nosotros, había algunos actores que estaban de gira... así que tuvimos que volver a filmar todo, otra vez”, revela.

PANTALLAS PARA EL CINE

A pesar de lo “pintoresco” de la producción, Piantanida se resiste a que se llame a su cine “artesanal”: “La palabra nos hace quedar fuera de juego. En algunos aspectos lo estamos, pero la idea es no estarlo. Queremos que nuestro cine se vea en la mayor cantidad de lugares posible”, dice.

“A nosotros no nos interesa hacer un cine de elite”, agrega Piantanida, y dice que “me aburriría mucho que mi película sólo la vea el circuito del cine. No quiero que el acercamiento a mi película sea intelectualizado”.

Se trata de un desafío porque la estética se contrapone al realismo y la previsibilidad del cine norteamericano, aunque la cineasta se resiste a la idea de que el público no quiere mirar cine nacional: “Nuestro cine se tiene que ver más: no tenemos que creer que las salas están copadas por las películas que el público quiere ver, es muy difícil que el público se acerque a algo que no sabe que existe”.

Y para colmo, afirma, “después están los prejuicios, que con un poco una construcción: que el cine argentino no entretiene, que el sonido siempre es malo... y así estamos cuando la gente dice lo que la gente dice. Mirtha Legrand dice lo que la gente dice...”.

Pedro Garay

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