Historias del Recoleta

La nueva muestra del histórico espacio presenta una variada gama de obras para contar el pasado del emblemático edificio

Por NICOLÁS ISASI​

La nueva exhibición del Centro Cultural Recoleta, presenta una exótica gama de obras en un recorrido que incluye pinturas, esculturas, comics, afiches, videos, objetos, graffitis e instalaciones que cuentan la historia de este emblema porteño lleno de cultura argentina.

El edificio del Centro Cultural Recoleta (CCR) fue de las construcciones más antiguas de Buenos Aires, y data de la época colonial. El inmenso solar, fue parte de una pequeña capilla, con cuatro celdas monásticas, hasta que en 1716 doña Gregoria Herrero de Hurtado donó esos terrenos a la Orden de la Santa Recolección de la estrecha observancia del Señor San Francisco. El franciscano Andrés Blanqui, diseñó la fachada de la Iglesia y parte del claustro en 1740. En 1815 el padre Francisco de Paula Castañeda habilitó una Academia de Dibujo a la que asistieron 18 alumnos y en 1822 el Decreto de Reforma Eclesiástica del Gobernador de Buenos Aires, determinó la exclaustración del Convento. Durante el segundo mandato del Gobernador Juan José Viamonte, se fundó el Asilo de Mendigos en un sector perteneciente al ex convento.

A partir de 1880, el ingeniero Juan Buschiazzo realizó una reestructuración total del edificio convirtiendo el hogar de ancianos en una obra modelo del siglo XIX. La llegada de Torcuato de Alvear supuso un plan de reformas urbanas y en 1948 el edificio fue declarado Monumento Histórico Nacional. Hasta 1978 permaneció el asilo de ancianos Hogar Viamonte.

Como parte de los festejos del cuarto centenario de la fundación de la CABA, la municipalidad dispuso en 1979 la transferencia de ese edificio a la Secretaría de Cultura. En ese año se designaron a los arquitectos Jacques Bedel, Luis Benedit y Clorindo Testa para remodelar la construcción destinada a convertirse en un complejo museológico. En diciembre de 1980 fue inaugurado bajo el nombre de Centro Cultural Ciudad de Buenos Aires, modificado en 1990 por Centro Cultural Recoleta.

Desde ese entonces y hasta el momento, sus salas alojaron obras fundamentales del arte nacional. En ese espacio surge el descubrimiento, la creación, la investigación o el pensamiento de los artistas y su público.

LA MUESTRA

En esta muestra retrospectiva, la sala Cronopios presenta obras emblemáticas de muchos artistas que pasaron por dicho lugar, como una serie de Nora Iniesta, el famoso serrucho verde del recientemente fallecido Nicolás Uriburu, la concepción de la República de los Niños por Evita de Daniel Santoro y parte de la ecléctica obra de Federico Klemm. En la sala contigua se puede observar, por un lado una línea de tiempo que cuenta toda la historia del CCR con imágenes y pequeños ítems de cada año. En la otra, un breve recorrido del cómic nacional con algunas escenas, páginas o dibujos originales de todas las épocas.

El mayor problema de esta muestra multidisciplinaria tiene que ver con la curaduría realizada por Rafael Cippolini. Es que ninguna de las obras presenta su respectivo rótulo con el nombre de la obra, su técnica, dimensión y el nombre de su autor como es de costumbre. Lo único que hay es una fotocopia en blanco y negro, como una suerte de mapa con figuras geométricas y números que hacen referencia a los autores en un diminutivo listado. De esta manera, los espectadores deambulan por las salas sin entender qué se ve y de quién es aquello que se ve. Según los propios guías, un enigma difícil de resolver para los turistas y la gente mayor.

Al entrar en el edificio central, desde la rampa se observa el azulino camino lumínico diseñado por Gonzalo Córdova, que conecta a través del techo, las diversas salas de la exhibición. Entre ellas, la video-instalación de Matías Umpierez con 9 pantallas verticales de personas paradas frente a la cámara, que observan al espectador de frente mientras escuchamos una voz en off que narra cada una de las historias. En otra de las salas, los graffitis de personajes icónicos como Patoruzú o el Doctor Neurus, de “Las aventuras de Super Hijitus”.

Inaugurado como capilla de un Asilo en 1885, convertido y reacondicionado cien años más tarde, el CCR es un lugar destacado que representa parte de la escena artística actual, convirtiéndose en un punto de referencia imprescindible para cualquier persona que pase por la Ciudad de Buenos Aires.

Andrés Blanqui
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