Pesar por la muerte de joven cantante lírico

El joven cantante lírico Damián Ramírez, de 31 años, falleció días atrás víctima de un paro cardiorrespiratorio. Nacido en la Ciudad de Buenos Aires, su muerte causó un profundo pesar no sólo en el ámbito lírico porteño sino también en La Plata, en donde realizó numerosas presentaciones.

Talentoso y multifacético, Ramírez siempre se mostraba dispuesto a emprender nuevos desafíos, y su perseverancia y esfuerzo le auguraban una gran carrera.

Su pasión por el canto comenzó de pequeño. Tomó cursos con Oro, Boero, Gerszenzon y Opitz. Estudió técnica vocal con Irene Burt, con Chisari en el IUNA y repertorio con Susana Frangi. Asistió a clases magistrales dictadas por la mezzosoprano española Teresa Berganza y Jeffrey Gall. Fue alumno del ISATC (Instituto Superior de Arte del Teatro Colón) y a los 19 años debutó en el Teatro Avenida, asumiendo el rol de L’amour en la versión francesa de “Orphée et Euridice” de Gluck. Debutó en el Teatro Argentino de La Plata en el oratorio de L. Saladim “Cantus Hebraico”, y cantó decenas de óperas y conciertos.

En 2007 encarnó el rol de “Isolier” de la ópera bufa “Le comte Ory” de Rossini. Participó como “Farinelli” en “Mujeres sabias” de Molière en el Teatro San Martín y “The Fairy Queen” bajo la dirección del M° D’Astoli. En 2008 fue finalista en Dresde del certamen internacional Competizione dell’Opera, y en 2009, viajó a Gütersloh para competir en el Concurso “Neue Stimmen” realizado también en Alemania. En 2013 quedó seleccionado para el concurso Belvedere. En el Teatro Colón participó de solista en Carmina Burana (Cisne), en Rinaldo (Eustazio), en Calígula (Helicon), y en “Requiem” (Mrs Tubbs) de Oscar Strasnoy.

Para este 2017 estaba anunciada su participación como solista en el díptico sinfónico de apertura de la temporada con la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires bajo la dirección del M° Arturo Diemecke y tenía confirmadas producciones de Orff, Bach y Handel en el Teatro Colón.

“Trabaje con él en varias oportunidades y tuve el placer de dirigirlo hace unos años cuando hizo del dios Apolo en ‘Apollo et Hyacinthus’ de Mozart. Había nacido para ese personaje. Su inconfundible y grandiosa voz de contratenor (cuerda poco frecuente), su presencia y su carisma impactaron en el público presente. Un cantante distinto, con pasión y amor por lo que hacía. Como persona, un ser humano maravilloso, con valores y una bondad enorme, que aún sin tiempo hacía conciertos con fines benéficos. Un verdadero artista”, aseguró Nicolás Isasi, director de orquesta.

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