Claves para prevenir infecciones auditivas en el mar, ríos y piscinas

Las otitis se tratan con mucha facilidad

Durante el verano, la afección del oído que se da con más frecuencia es la otitis externa difusa, también conocida como otitis de las piscinas u otitis del bañista. “Es una inflamación del conducto auditivo externo que, en la mayoría de los casos, está producida por la pseudomona aeruginosa, que puede encontrarse en el agua del mar y de las piletas de natación. Además, la humedad por sudoración del conducto auditivo también favorece este tipo de infección”, señala Ignacio Cobeta Marco, jefe del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid.

“Los síntomas que ocasiona son otalgia y supuración del oído externo, con molestia o dolor difuso. Además, la palpación del cartílago de entrada al conducto es dolorosa”, detalla.

El especialista afirma que, si se trata de manera adecuada con gotas antibióticas (ciprofloxacino) y se mantiene una perfecta limpieza del conducto auditivo, suele remitir en el plazo de unos días y destaca que para tratar esta afección, también pueden añadirse antiinflamatorios y analgésicos.

Ante la aparición de los primeros síntomas “es preciso que un otorrinolaringólogo haga una limpieza inicial del conducto auditivo, que es una premisa del tratamiento y, luego, se debe utilizar el antibiótico tópico necesario”, apunta.

“En general, la otitis externa difusa no tiene consecuencias a medio ni largo plazo. No obstante, las personas diabéticas deben ser especialmente cuidadosas para prevenir esta infección”, subraya.

En lo relativo a la prevención, el Dr. Cobeta aconseja “no sumergir la cabeza cuando tengamos dudas sobre la calidad del agua en la que nos bañamos y, tras la inmersión, secar el conducto auditivo con la punta de una toalla”.

Cobeta precisa que, aparte de las otitis externas, al bañarse también pueden producirse sobreinfecciones del oído en personas que tienen perforaciones timpánicas o en aquellas que son portadoras de tubos timpánicos de ventilación.

“En estos casos los tapones son necesarios, pero hay que tener en cuenta que no ofrecen una garantía total de sellado del conducto auditivo cuando se hace una inmersión”, aclara.

Además de disfrutar de los baños en piscinas, playas y ríos, en verano los viajes en avión suelen ser más habituales que en otras épocas del año. Durante estos trayectos, pueden producirse ciertas molestias en los oídos debido a los cambios de presión. “Las cabinas de los aviones están aisladas y presurizadas, por lo que los oídos no deberían sufrir, aunque es cierto que puede haber alguna variación de presión cuando la aeronave asciende y desciende; cuando asciende, la presión en cabina puede disminuir y producirse una ligera expansión del tímpano si la trompa de Eustaquio no funciona adecuadamente para equilibrar las presiones dentro y fuera del oído. Al descender, se produce el mecanismo inverso y hay compresión del tímpano”, explica y agrega que “en condiciones normales, con sólo deglutir saliva se deberían equilibrar las presiones. Otra medida es pinzarse la nariz y, con la boca cerrada, tratar de echar aire por la nariz”.

 

Otitis
Tanto en el mar como en los ríos o en las piletas de natación, los bañistas, si no toman ciertas precauciones, pueden contraer una dolorosa otitis externa difusa, causada por el agente patógeno habitual denominado pseudomona aeruginosa
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Ignacio Cobeta Marco
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