Las fracturas de huesos

Por DR. NORBERTO FURMAN
Doctor en kinesiología y fisiatría

Tal vez las fracturas están presentes en algún momento a lo largo de nuestra vida, como para testimoniar cuan frágil somos y lo limitados que estamos, a pesar de todos nuestros 208 huesos, que luchan permanentemente por vivir ajenos a las rupturas.

Cuando un hueso se rompe, se produce una hemorragia en el interior de los tejidos que da el clásico aspecto de hinchazón.

La piel puede o no estar roja, las articulaciones vecinas disminuyen los movimientos para impedir el dolor.

Hay crepitación, como una sensación del roce de los fragmentos y la deformidad de la zona fracturada es significativa.

El paciente no reconoce todos estos síntomas en un principio, pero pasadas las primeras 24 horas, éstos se hacen evidentes.

Las fracturas varían según la edad del paciente, entendiéndose que cuanto mayor, más riesgosa se torna su solución.

Es común ver en los niños las fracturas llamadas en tallo verde en las cuales, como su nombre lo indica, la ruptura es incompleta, quedando unido en alguna parte del hueso.

En la gente mayor, los peligros ponen a prueba la existencia del individuo, ya que en ocasiones las alternativas son quirúrgicas y a determinada edad el reposo prolongado no perdona pulmones, corazón o riñones.

Por otra parte, no siempre las fracturas curan sin inconvenientes.

Por el contrario, el índice de complicaciones es bastante elevado, ya que en algunas oportunidades conducen a problemas serios.

Una fractura no siempre consolida en el término previsto, ya que sea por déficit circulatorio en la zona, por anemia, o infección en el hueso, el hecho es que no se forma el callo óseo necesario y se produce la llamada pseudoartrósis.

Las operaciones también tienen su cuota de secuelas, puesto que por más pericia que tenga el cirujano, muchas veces le resulta imposible alinear el hueso perfectamente, sobre todo si la fractura es en varias partes.

Los edemas crónicos o sea la hinchazón permanente de algunos tejidos, también revela otro aspecto negativo de las secuelas de fracturas.

Este se produce por la dilatación permanente de los capilares vecinos al hueso y a la lesión circulatoria de la zona.

La cuestión es que complicaciones o no, hoy existen mejores técnicas quirúrgicas e inmovilizaciones distintas a las clásicas con yesos.

En definitiva, hoy sabemos mucho más del tema que años atrás.

Sin embargo, el hombre sigue siendo igualmente frágil y está limitado, y los que investigan y ejercen la medicina son sólo hombres con ganas de seguir curando y, en tal sentido se capacita y aprende.

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NORBERTO FURMAN
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