Las nuevas pasiones que “despiertan” después de los 50

Algunos se atreven con “materias pendientes”; otros descubren nuevas oportunidades

Cuando Silvia Landolfi terminó la secundaría quería estudiar actuación. Pero, con los militares en el poder, reinaba el miedo y su padre no le permitió incursionar en ese ambiente. Entonces se anotó en Medicina, que también le gustaba. Se casó, tuvo cuatro hijos y trabajó como pediatra. Dice que aunque fue feliz con sus elecciones, siempre tuvo la sensación de un asunto pendiente.

A los 55 años, después de haber luchado contra un cáncer, se decidió. “Son vocaciones que a veces se posponen: uno dice ‘no es para mí, yo ya soy grande’, y sin embargo son satisfacciones que te da la vida”, comenta Silvia, y cuenta que al principio a sus hijos les pareció rara su nueva faceta, pero que terminaron por acostumbrarse: “Hoy cumplo 39 años de recibida de médica y lo volvería a elegir. Pero al teatro también. Yo creo que hay que vivir día a día, disfrutar de lo que a uno le gusta y nunca pensar que se pasó el tren. La actuación es mi pasión”.

Antes era el límite a la posibilidad de cambios. Ahora se busca que las personas recuperen la potencialidad de seguir con su desarrollo personal”

Como Silvia, no son pocos los valientes que después de los 50 se atreven a explorar actividades vinculadas al arte, que exigen trabajar emociones y expresarse. Algunas veces se deciden a darle lugar a eso que postergaron durante años, y otras incursionan en actividades en las que jamás habían pensado.

“Esto es precisamente lo que ocurre desde las últimas décadas del siglo XX. Vertiginosos cambios tecnológicos y científicos repercutieron en la vida de las personas provocando una mayor esperanza de vida”, dice la psiquiatra jubilada, dedicada a la educación de adultos mayores, Virginia Viguera, y sostiene que, como consecuencia, a edades en las que generaciones anteriores daban por “concluida su vida”, ahora surgen nuevos desafíos y muchos continúan abiertos al autodescubrimiento.

La especialista plantea que a los cincuenta, muchos se sienten motivados y abiertos a cosas nuevas. “Siempre es bueno que la cultura refuerce todo lo que después de esa edad se puede hacer. Antes era el límite a la posibilidad de cambios, de nuevos proyectos, de encarar actividades impensadas hasta ese momento. Ahora se busca que las personas recuperen la potencialidad de seguir con su desarrollo personal”.

A la cirujana plástica Norma Adela Marchessi siempre le gustó escribir, pero lo hacía como un hobbie en sus ratos de ocio. “Era autodidacta. Empecé a escribir con más fuerza después de los cincuenta. Creo que la edad y la muerte de mi esposo y de una amiga me impulsó a anotarme en un taller de poesía”, cuenta.

Norma tiene publicado un libro (“Dulce Lucía, mira las grullas rojas”) y varias antologías. Además cuenta con varios premios de poesía en su haber y formó parte del grupo literario “Encuentros de papel”.

“Yo amé la medicina, pero trabajaba muchas horas y no tenía tiempo suficiente para escribir. Cuando me jubilé aproveché para darle más espacio a la literatura”, dice Norma, que el año que viene publicará otros dos libros: “Dulce Ludmila te muestro mi nido” y “Carola y las niñas”.

Viguera comenta que son muchos los que, pasados los 50, descubren nuevas pasiones (incluso en actividades que jamás habían realizado) o se les despierta alguna vocación, como la docencia. También -señala la especialista- están los que se atreven a nuevos emprendimientos a fin de incrementar sus ingresos.

“Cuantos coros están formados por mayores que se dedican, ya libres de otras ocupaciones, al placer de cantar, o concurren a talleres de escritura, o se incorporan a centros de jubilados o a organizaciones solidarias. Muchas veces son actividades que tal vez no estaban pensadas o quedaron pendientes por los vaivenes de la vida”, dice.

También cada vez es más frecuente la formación de nuevas parejas después de esa edad. Mantenerse siempre activos, tanto física como mentalmente, forma parte del nuevo paradigma que promueve una mejor calidad de vida.

Para Silvia Lacosegliaz el teatro era una materia pendiente. Dueña de un jardín de infantes aprovechaba cada oportunidad para explotar su veta actoral: “Disfrutaba muchísimo actuando para los chicos. Recién después de jubilarme me decidí a empezar un taller porque sentía que realmente me gustaba mucho”, cuenta.

Después de tres años de estudio, Silvia audicionó para una obra de la Universidad de La Plata y fue seleccionada. Estuvo dos años en cartelera. Actualmente hace teatro independiente: “Lo mío es la comedia”, cuenta, y afirma que la clave para desarrollar nuevas facetas es poder reírse de uno mismo y no tener miedo a equivocarse.

Dulce Lucía
Dulce Ludmila
Norma Adela Marchessi
RICARDO CASTELLANI
ROBERTO ACOSTA
Silvia Lacosegliaz
Silvia Landolfi
Virginia Viguera

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