Pedro Rodolfo Salazar

Su fallecimiento

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Referente ineludible en el campo odontológico platense durante más de medio siglo, Pedro Salazar dejó su impronta de compromiso, rectitud y excelencia en los planos institucional y docente. Con su fallecimiento, a los 80 años, la Ciudad despide a un forjador de varias generaciones de profesionales, ampliamente valorado por su calidad humana y su fecunda gestión al frente de la facultad de Odontología de la UNLP.

Hijo de Genoveva Ortega y Patricio Salazar, inmigrantes españoles que tenían casa y comercio -una importante zapatería- a metros de la estación La Plata del ferrocarril Provincial al Meridiano V, Pedro Rodolfo nació el 3 de noviembre de 1936.

La por entonces ajetreada cuadra de 17 entre 70 y 71 fue el escenario de la infancia compartida con sus hermanos mayores José y Jacinto. Tras cursar la primaria en la Escuela 58, de 18 y 71, completó los estudios secundarios en el Colegio Nacional y viajó a la capital federal para perseguir en la UBA su vocación de convertirse en odontólogo, dado que en La Plata aún no existía facultad específica.

Tras doctorarse en tierras porteñas, abrió un consultorio en su barrio natal y en 1964, siguiendo los consejos de su colega Alberto Tonelli, ingresó como ayudante diplomado en la cátedra de Operatoria Dental que Orestes Siutti conducía en la flamante facultad de Odontología de la Universidad Nacional.

Su largo y próspero vínculo con la unidad académica lo llevaría por todos sus estamentos, como jefe de trabajos prácticos, profesor adjunto, profesor titular -de Operatoria-, secretario de Economía y Finanzas, vicedecano y decano, cargo que asumió en 1992, con Isaac Meschiany como vice.

Reelecto en 1995, timoneó hasta 1998 una etapa de consolidación de la casa de estudios, durante la que se creó la Asociación Cooperadora, con el fin de brindar a los estudiantes materiales dentales para las cursadas a precios económicos; se adquirieron sillones y equipos de última generación; se bautizó a la facultad con el nombre de “Dr. Carlos Alberto Ramos”; y se jerarquizó su función social con la inauguración del Hospital Odontológico Universitario (en 1996, ampliación edilicia mediante).

Además, se logró ganar un concurso realizado en el marco de un programa de desarrollo que preveía aportar financiamiento para la construcción de un nuevo edificio -el actual anexo-.

Padre de Rodolfo y abuelo de Candela, casado desde 1973 con la docente Blanca Ana Cabanillas, con quien compartió y disfrutó innumerables viajes y vivencias, fue un fervoroso seguidor de Gimnasia y Esgrima, club al que representó como nadador y maratonista.

Apasionado por la jardinería y la forestación -solía regalar a sus amigos retoños de roble que él mismo cultivaba-, dueño de un especial sentido del humor, supo ganarse el corazón y la gratitud de sus colegas y alumnos, a fuerza de entrega, honestidad y valores.

 

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