Acusados del crimen en La Loma, en silencio y con grave prontuario

Ya fueron indagados por la fiscal Virginia Bravo, pero se negaron a declarar. Hoy le toca al menor

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El crimen de Catalina Meza Ferreyra (62), ocurrido ayer en el barrio de La Loma, no deja de provocaron conmoción entre sus familiares y allegados, mientras la Justicia platense se aboca a definir la situación procesal de los tres detenidos que hubo por este caso, todos oriundos del Conurbano bonaerense y uno de ellos menor de edad.

Precisamente, este último sospechoso, de 17 años, será indagado hoy por la fiscal del fuero de Responsabilidad Penal Juvenil, Mercedes Catani, ante quien pidió una postergación de la audiencia para presentar un abogado defensor particular.

Por su parte, respecto de los cómplices, identificados por la Policía como Gerardo Ezequiel Nievas Torres (56) y Pablo Sebastián Pérez (38), ya fueron trasladados con fuerte custodia al despacho de la fiscal Virginia Bravo, pero se negaron a declarar.

Las fuentes consultadas por este diario indicaron que en el caso de Nievas Torres, además de ser hermano de uno de los acusados de integrar la Banda del Fal, que habría perpetrado diversos secuestros extorsivos y robos en entidades bancarias de distintas localidades del Conurbano, tendría antecedentes por “robo agravado, violación de domicilio y daño; robo agravado, robo y violación de domicilio en concurso real entre sí (entre 2007 y 2017)”.

Lo mismo sucedería con Pablo Sebastián Pérez, que es el padre del adolescente detenido.

CONMOCION

Como este diario publicó en su edición anterior, a Meza Ferreyra la asfixiaron unos minutos después de la medianoche del viernes. Su cuerpo fue encontrado en una de las habitaciones de la casa de dos plantas situada en la calle 40 entre 25 y 26, atado de pies y manos y con trapos en la boca y alrededor del cuello.

Los vecinos advirtieron un robo en desarrollo, pero el auxilio no llegó a tiempo.

Si bien a la vivienda se puede ingresar por un garage, los ladrones optaron por meterse a través del balcón del primer piso, donde se ubican las áreas de uso diario, con ventanas a la calle. Para eso, usaron una escalera retráctil (de dos tramos) que traían en un auto con el que habían estado merodeando la zona.

Los familiares de la víctima, a través de las redes sociales, se sumaron a los pedidos de justicia.

“Son gente de toda la vida en el barrio. Catalina era ama de casa y Horacio, el marido, es dueño del lavadero de autos de la cuadra desde hace treinta años”, contó Gustavo, un empleado de ese comercio.

“Esto es muy cruel. La atacaron en un momento en que estaba sola, cuando Horacio había salido a caminar”, lamentó.

 

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