Metamorfosis sonora

Edición Impresa

Por Nicolas Isasi

Como parte de una serie de conciertos para piano preparado, o sea con la modificación del sonido del piano instalando objetos entre sus cuerdas, “Metamorphosis” es una idea de Matteo Ramon Arevalos que incorpora también cámaras de video proyectando imágenes en vivo y en directo o material de archivo proveniente de reconocidos artistas visuales.

Matteo es un prestigioso pianista y compositor italiano que comienza su carrera musical como baterista a los seis años. En 1993 compone la fábula “Notte” de su hermano Jean-Michel Arevalos y en 1994 gana el primer premio del Concurso Nacional de Piano Agorà de Roma. Egresado del Conservatorio Bruno Maderna de Cesena, se perfecciona con Rudolf Kehrer en Viena y con Oxana Yablonskaya en Nueva York. Estudia composición con Francesco Telli en Roma, con Paul Glass en Lugano y con Narcis Bonet en París. Colaboró en diferentes formaciones musicales y teatrales como la reconocida compañía teatral Fanny & Alexander, realizó bandas sonoras cinematográficas y cuenta con varias publicaciones en CD. Actualmente, su paso por Buenos Aires tiene lugar en medio de una intensa actividad concertística como solista, principalmente con repertorio contemporáneo y en la ejecución de sus propias creaciones; participando de numerosos festivales en su querida Ravenna (Italia), EE.UU., Francia, Rusia, y Argentina.

La primera obra del concierto realizado esta semana en el Instituto de Cultura Italiano de Buenos Aires, fue “Rituel in Raga Yaman Kalyan”, una composición suya de 2011, realizada para piano y tanpura electrónica (instrumento que imita al original indio que mantiene sonidos zumbantes constantes) con videoarte de Giacomo Giannella sobre las obras del artista Marco Bravura. La pieza comienza con campanadas al unísono en diversas octavas, a la vez que vemos la proyección de gigantescos anillos en 3D que suceden uno a otro mediante el movimiento de la cámara, como si se tratara del interior de un caleidoscopio. Esas imágenes que comienzan a multiplicarse en espejo, hacia arriba o abajo, provocan una reacción repetitiva en las notas del piano. Finalmente salimos de ese caleidoscopio para volver a los anillos, donde los patrones rítmicos y melódicos, se repiten como las campanadas iniciales a medida que su mano derecha se eleva lentamente por sobre el teclado y toca las cuerdas directamente con sus dedos anunciando el cierre.

Con dos baquetas blandas de percusión, “Babel” fue la última pieza del concierto. Compuesta para piano video preparado con pelotitas blancas y un shruti box (pequeño instrumento de madera que funciona con un fuelle), el carácter rítmico de estas melodías con el uso de las baquetas, no solo modificaba el sonido de las cuerdas sino también del bastidor (placas metálicas que forman parte de la estructura del piano). Las pelotitas de ping-pong rebotaban por todas partes, saltando de tono en tono, incluso hasta fuera del instrumento debido a la intensidad y a la densidad cronométrica de los pasajes presentados en este “lento acelerando”

Con un breve discurso en italiano, Arevalos nos introduce en la próxima pieza (“Loutra Photos”, 2010) para piano video preparado con elementos polimatéricos del gran artista Roberto Pagnani. La primera sonoridad nos transporta al primer barroco, como si se tratara del sonido de un clave, porque prácticamente toda la tabla armónica del piano tenía objetos por encima de las cuerdas desde el sonido más grave al más agudo. El “prestissimo volando”, como su denominación lo indica, modifica la sonoridad de la melodía inicial de forma veloz y hace volar al oyente. La siguiente obra fue “La Folia”, una serie de variaciones realizadas por el compositor en 2013, sobre una pieza anónima de origen portugués titulada “La Folía de España”. La obra se articula con figuras de personajes dibujados en papel que se encuentran en poses bélicas entre lanzas y alas. Dichos dibujos forman parte de una obra creada por Vanni Cuoghi que participó en la Bienal de Venecia en 2011, y esos mismos personajes ahora se mueven entre las cuerdas del piano a medida que transcurren las 12 variaciones en constante estado de alerta demostrando por qué esta “follia” (en italiano significa locura) lleva ese nombre.

Con dos baquetas blandas de percusión, “Babel” fue la última pieza del concierto. Compuesta para piano video preparado con pelotitas blancas y un shruti box (pequeño instrumento de madera que funciona con un fuelle), el carácter rítmico de estas melodías con el uso de las baquetas, no solo modificaba el sonido de las cuerdas sino también del bastidor (placas metálicas que forman parte de la estructura del piano). Las pelotitas de ping-pong rebotaban por todas partes, saltando de tono en tono, incluso hasta fuera del instrumento debido a la intensidad y a la densidad cronométrica de los pasajes presentados en este “lento acelerando”. Lo paradójico de esta pieza tiene que ver con que el nombre de dicho deporte, que viene del sonido PING que hacía la pelota al impactar con las raquetas y el sonido PONG que producía el contacto de la pelota con la mesa. Sin embargo, aquí ese vaivén de bolas blancas generaba una metamorfosis sonora que incluso modificaba el significado de su propio nombre. Un exquisito concierto con obras complejas y originales que solo un gran artista puede pensar, componer y ejecutar.

 

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