La mano y el síndrome de túnel carpiano

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Por DR. NORBERTO FURMAN
Doctor en kinesiologIa y fisiatrIa

La mano es la máquina más compleja de nuestro cuerpo, es el órgano ejecutor de los movimientos sorprendentes; es quien realiza lo que nuestro cerebro piensa, por tal sentido se considera a la mano como una proyección de nuestros pensamientos; por eso tanto el tosco como el virtuoso, tiene en sus manos su elemento más preciado.

Dentro de los síndromes que producen lesiones en este órgano tan notable, se encuentra el síndrome de túnel carpiano.

Anatómicamente en la muñeca, en su cara palmar, existe un túnel formado por una parte, por los huesos del carpo y como techo, el ligamento anterior del carpo. Por este corren los importantes nervios que van a dar movilidad y sensibilidad a los dedos y a la mano. Cuando por motivos inflamatorios este ligamento se hincha, el techo baja apretando a los nervios y dando los síntomas de compresión de significativo padecimiento.

El paciente refiere entumecimiento de los dedos, debilidad muscular, adormecimiento de la mano, dificultad para manejarla, sensación de agujas producida por e l hormigueo que despierta al individuo durante la noche.

Existe sensación quemante, las cosas se caen de la mano con frecuencia y la pérdida del tacto fino se acentúan progresivamente. Por supuesto, es imposible convivir con esta afección.

La solución s e basa en descomprimir esos nervios y para ello se intenta levantar el techo del túnel; en un principio se logra con remedios que hagan desematizar el ligamento, o sea eliminar la hinchazón, a veces el reposo, sin medicación, también logra el mismo objetivo.

A tal efecto se enyesa la zona y así poner en reposo absoluto la muñeca durante 15 días. Todo esto mejora notablemente los síntomas, en ocasiones en forma permanente; pero cualquier recaída es motivo para un tratamiento quirúrgico, en el que se secciona dicho ligamento.

En definitiva, el síndrome de túnel carpiano tiene la importancia de las grandes lesiones, puesto que invalida a cualquiera y nadie puede darse ese lujo.

Una mano puede señalar a un ladrón, puede pertenecer a un albañil, y construir un mundo, si pertenece a un cirujano, puede salvar una vida. Tal vez sea cierto eso de que en los surcos de la palma de la mano se encuentra escrita nuestra vida y nuestro futuro, a lo mejor las gitanas no estén tan equivocadas. El hecho es que nuestras manos guían nuestras vidas, cuidarlas es objetivo primordial e ineludible.

 

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