El peronismo, tan encendido como disperso

En la Ciudad se dirime la interna frente a un Cambiemos fortalecido

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Por LAURA ROMOLI
lromoli@eldia.com

Algo de tradición combinado con renovación. Esa parece ser la idea que pregonan las dos listas que se presentaron esta semana para pelear por la conducción del PJ local. Si bien las conversaciones cruzadas pugnaron por los acuerdos hasta última hora, casi desde el inicio estaba claro que la unidad lograda fuera de hora en la Provincia no iba a poder replicarse en la Ciudad, y, finalmente, por un lado levantó su propuesta Luis Lugones, del peronismo histórico, y, por otro, Carlos Bonicatto, hombre del ex ministro de Justicia de Cristina Kirchner, Julio Alak.

La elección que el 17 de diciembre llevará a cabo el arco peronista que se contiene en el PJ estará teñida por los futuros debates que el año próximo deberá afrontar ese partido para rearmarse como oposición, luego de que la aplastante elección de Cambiemos en la Ciudad, donde consiguió el 48 por ciento, le haya dado al oficialismo una representación de cuatro diputados provinciales y 12 concejales. Asumirán a principios de diciembre, junto con dos diputados y cuatro ediles del peronismo.

Para hacer frente a lo que viene los acuerdos legislativos no parecen por estas horas una cosa fácil. La primera candidata a concejal de Unidad Ciudadana, Victoria Tolosa Paz, ya se muestra en los pasillos del deliberativo local atenta a marcar al gobierno falencias en los servicios en los barrios. El estilo se anticipa crítico pero, además, conflictivo con el armado legislativo conjunto que algunos proponen hacer en esa bancada que integrará junto a Ana y Gastón Castagneto y Cristian Vander, estos tres, de la rama ultra K.

Más allá de la dispersión, las dos listas coinciden en críticas a las políticas sociales del oficialismo

Por otra parte, un acuerdo por ahora implícito comenzó a mostrarse en las negociaciones del Presupuesto 2018 en el Concejo entre los massistas Luciano Sanguinetti y Virginia Rodríguez y el margarito Gastón Crespo, con la martorellista Lorena Riesgo y el sindicalista Pedro Borgini, que avisora un camino de comportamientos en tandem.

Otro tercer eje es el que tejen Fabián Lugli, separado del bloque del FpV-PJ a mediados de año, con el camionero y concejal Miguel Forte, quien también tiene un monobloque y se comportó hasta ahora aliado a Cambiemos.

Esta compleja red de relaciones no parece mostrar la construcción de una estrategia de abroquelamiento para negociar las autoridades legislativas. Sobre todo, cuando en el futuro gran bloque del oficialismo se incorporan figuras con peso que reclaman lugares de influencia. El electo Javier Mor Roig, hasta ahora secretario general de la municipalidad, reclama la presidencia del Concejo, hoy en manos de Fernando Ponce. Y mientras las conversaciones se encaminarían para nombrar al radical Claudio Frangul al frente de la bancada, hay amarillos que no descartan que con estos números engrosados de concejales y la dispersión peronista la primera Vicepresidencia le corresponda también a Cambiemos, un sillón que podría ocupar Mor Roig.

Pero, además de las autoridades y del reparto de comisiones, otro desafío deberá enfrentar el peronismo en el Concejo: plantarse frente al oficialismo en el debate por un nuevo Código de Ordenamiento Urbano, que establezca nuevas reglas a la regulación y crecimiento de la Ciudad y que se asoma como el gran tema del 2018 en la política local.

En las filas del radicalismo platense una aparente tranquilidad sirve a quienes participan del gobierno comunal, conducido por el PRO, y quienes afirman su poder en la Universidad pactando con el kirchnerismo. Todos contentos.

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