Miedo y preocupación en La Loma por la seguidilla de robos

Los ladrones, cuyo número se desconoce, forzaron la entrada a una vivienda, revolvieron todo y escaparon con varios elementos de valor. Hasta levantaron los peldaños de una escalera

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La Loma atraviesa por estas semanas una auténtica ola delictiva, con ejemplos de inseguridad de todo tipo que lo argumentan, y que ya motivaron un par de movilizaciones. En este marco, ayer saquearon una casa de 25 y 46. Además del robo de pertenencias, las víctimas quedaron con las instalaciones de su casa destruidas después del paso violento de los asaltantes.

Entre las 10 y las 11 de la mañana de ayer, entraron en un dúplex de esa esquina, sobre calle 46, al que accedieron tras forzar el portón eléctrico del frente y abrir con una palanca la puerta de entrada.

Nadie sabe con precisión cuántos delincuentes eran. Solamente un testigo vio cómo se iba del lugar un sujeto que andaba en un carro, contó la mujer que vive ahí.

Empecinados en encontrar plata, los intrusos revisaron todo al detalle. No sólo desordenaron y tiraron cosas por el suelo, sino que también rompieron, en busca de algún eventual escondite de ahorros. Tan enceguecidos estaban que hasta rompieron los peldaños de la escalera de la casa.

Los ladrones consiguieron llevarse de ahí plata, una computadora y una tablet, según la víctima le contó a este diario.

“Todavía estoy ordenando el caos, es tremendo, quedó todo tirado”, se lamentaba la mujer ante una vecina que le preguntaba cómo andaba. “Menos mal que no estabas. A mí la otra vez me tuvieron con el arma en la cabeza”, intentó consolarla.

Fue muy poco más lo que los damnificados supieron de lo que ocurrió durante su ausencia. A las 11 de la mañana fueron avisados, tras lo cual se inició el operativo de rutina, con efectivos policiales de la jurisdicción y de la Científica, encargados de los peritajes posteriores.

La dueña de esa casa desconocía las direcciones puntuales, pero señaló que en la zona recientemente vio cómo hubo otras tareas de inspección en domicilios, presuntamente saqueados de la misma forma.

una cadena

La cadena de hechos delictivos que se dio en La Loma en los últimos días tuvo episodios que se destacaron por su virulencia e importancia.

Uno de ellos fue el que sucedió hace una semana en el complejo deportivo “Montego”, ubicado en 29 entre 39 y 40, en un momento en el que funcionaba a pleno, con sus gimnasios, la pileta y escuelas deportivas. A la hora del máximo movimiento en sus entrañas, con niños y padres circulando por sus instalaciones, dos delincuentes tomaron por asalto el bar a punta de pistola y se llevaron plata, teléfonos celulares, billeteras y hasta una notebook.

Un testigo dijo que los ladrones que entraron al dúplex de 25 y 46 iban con un carro

La peor parte la llevó un hombre a quien le dieron un culatazo en la cabeza. El delincuente que parecía mayor intentaba cubrirse la cara con un buzo y el más joven llevaba una media en la cabeza, al estilo cinematográfico.

“Tienen que estar muy mal para hacer una cosa así”, lamentó en diálogo con este diario Gustavo Atkinson, uno de los propietarios de Montego, quien una hora después del robo seguía azorado por la audacia del golpe.

Mucho más trágico fue el asalto que le costó la vida a Catalina Meza Ferreyra (62), a quien asfixiaron unos minutos después de la medianoche del último viernes de octubre. Su cuerpo fue encontrado en una de las habitaciones de su casa de 40 entre 25 y 26, atado de pies y manos y con trapos en la boca y alrededor del cuello.

“La masacraron a golpes, casi le rompen el tabique. La tajearon en un brazo, la ataron muy fuerte de las manos y la amordazaron, no podía ni respirar”, describió Horacio, su marido con la precisión de un perito. El hombre además sostuvo que “la pregunta del millón es quién me vendió. Tengo una angustia porque no sé quién pudo ser. Pero me la mataron por 900 dólares”, se lamentó.

El crimen salvaje, por el que hay tres detenidos, detonó una movilización espontánea dos días después. Más de 100 personas marcharon a las puertas de la comisaría de La Loma, donde reclamaron seguridad tras el asesinato.

Ariel, de profesión comerciante, tiene 32 años y hace 30 que vive en La Loma. Por eso, dada su representatividad en el barrio, fue uno de los elegidos para plantearle a las autoridades los problemas que se viven en la zona.

“Nos cansamos de vivir así. Nosotros no queremos la cabeza de nadie. Que echen al comisario, ni nada por el estilo. Estamos sí podridos de los robos. Esto está liberado. Acá hay mucha clase media, que se rompe el alma para juntar un peso. También muchos abuelos, que están aterrados. Vivimos con rejas por todos lados, pero esto es un infierno”, protestó.

El fin de semana pasado hubo otro reclamo hecho ante funcionarios de la Policía y la Municipalidad. Ahí, vecinos de La Loma reclamaron el incremento urgente del patrullaje. El planteo fue realizado en una reunión en la misma comisaría, convocada por una asamblea vecinal que se conformó en los últimos meses, lapso en el que se produjeron dos asesinatos y una extensa lista de robos en la zona.

Una representante del espacio indicó que “nos prometieron más móviles y cámaras, pero no pudieron precisar la cantidad ni la fecha en que sumarán todo eso. Necesitamos precisiones porque estamos viviendo en tierra de nadie”.

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