El dolor, el super combustible del cambio y la superación

Por Rocío Biroli - Ludmila Muñoz

Algo duele y eso indica que, si sigues haciendo lo que estás haciendo, puedes terminar en algo poco conveniente.. Es parte del sistema de supervivencia con el que venimos dotados. (dolor es igual a algo malo)

Sin embargo, el dolor, el displacer no es solo un síntoma de un problema, sino que podría ser parte de la solución y un indicador de expansión.

El sentir dolor de alguna manera nos motiva a salir de ahí, a dejar de sentir eso, a resolver cualquier problema que en primera instancia ha causado dolor.

Por otro lado, las actividades que permiten que un ser vivo continúe existiendo y prolongándose en la vida generalmente producen placer: comer, tener sexo, dormir.

La felicidad, descubrimos pronto, no es lo mismo que el placer. Si perseguimos el disfrute por el disfrute mismo, rápidamente nos damos cuenta que lo que da placer al principio luego se transforma en el comienzo del dolor. Esto sucede  debido a que las cosas que nos dan placer son  de carácter temporal. Ir detrás de la recompensa ,del placer sin mayor discernimiento es una forma de asegurar la continuidad del sufrimiento.

Pero, para que traemos al “dolor” a esta nota?

Para traer a cuento que lo que hace crecer al ser humano es enfrentarse con sus aparentes limitaciones, y esto requiere una disposición, sobre todo emocional, para soportar dolor y realizar cosas que nos parecen difíciles, incómodas y que no tenemos nada de ganas de hacer.

Desarrollar la “auto orquestación” de nuestras emociones, y moverse más allá de la propia resistencia hará que los resultados se materialicen.

 

El escritor alemán Ernst Jünger habló sobre el potencial espiritual del dolor:

“El dolor es una de las llaves para desbloquear el bienestar más profundo del individuo y del mismo mundo. Cuando uno se acerca al punto en el que el ser humano se prueba a sí mismo ser superior o igual al dolor, uno gana acceso a las fuentes de su poder y a los secretos ocultos. Dime cómo te llevas con el dolor y te diré quién eres”.

 

Aunque en primera instancia el dolor nos hace huir y aquello que no nos brinda placer inmediato no nos motiva, el ser humano tiene la capacidad mental de no identificarse con su dolor y de ver más allá de lo inmediato y aparente.


Cuantas veces conocemos a personas o leemos historias de vida donde después de haber pasado por alguna circunstancia dolorosa, esas personas resultan transformadas. Transformadas en un ser más grande. Donde si no hubieran pasado por ese dolor no serían quienes son.

Y, lógicamente, no estamos diciendo con eso que sufrir sea divertido. Solo mostrar que las emociones no son ni buenas ni malas, y que muchas veces sean inevitables para nuestro aprendizaje y superación.

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