Al lado de la ruta 2, una familia vivió una noche de terror con ladrones en su casa
Edición Impresa | 20 de Diciembre de 2017 | 02:39

Llegaron tarde, después de una jornada extensa, que para los padres arranca a las 4 y media de la mañana. Cenaron rápido y antes de medianoche ya estaban todos en la cama. Pero durmieron poco porque a la 01.30 una banda de ladrones los despertó con gritos y golpes para iniciar una madrugada con la casa tomada, que terminaría con una fuga cinematográfica de los jefes de familia. Sorprendidos con el despliegue de los asaltantes, más tarde pudo saberse que les exigían la entrega de 1 millón de pesos, pero en la casa solo había 10 mil. Eso y algunas pertenencias fue lo que se llevaron.
Todo ocurrió en una quinta situada a la vera de la ruta 2, a la altura del kilómetro 61.5, en Etcheverry. La casa que habita el matrimonio, sus 4 hijos menores y un tío está retirada unos 200 metros de la autovía. Alrededor hay árboles, un camino vecinal e invernáculos en los que la familia cultiva verduras que luego van al mercado regional. Prácticamente no hay vecinos cerca. Por eso, cuando los delincuentes se descuidaron y lograron zafarse de las ataduras de pies y manos, la mujer por un lado y su esposo por otro, corrieron 1 kilómetro a campo traviesa hasta una estación de servicio también ubicada sobre la ruta, desde donde consiguieron auxilio de la Policía.
En la familia, todavía conmovidos por el episodio y con miedo, se excusaron de dar detalles. Sin embargo, una fuente vinculada al caso relató que “eran tres o cuatro los de la banda y estaban armados. Los encontraron dormidos a todos. Los despertaron y ataron de pies y manos. Incluso a los hijos más pequeños. Arrancaron gritando que eran policías y que estaban haciendo una investigación, pero enseguida empezaron a pedir plata”.
Al hombre, un quintero boliviano que lleva más de dos décadas en el país, también lo golpearon mientras le exigían una cuantiosa suma de dinero que los delincuentes creían conseguir en esa finca: “Decían que les habían dado el dato de que había un millón en la casa. Incluso, decían el nombre de quien supuestamente les había informado eso”, añadió la fuente.
Pero había solo unos pocos miles de pesos, en ahorros para cubrir gastos diarios y la cuota de un crédito bancario. La situación puso nerviosos a los delincuentes, que revolvieron toda la vivienda y comenzaron a cargar pertenencias de la familia a un vehículo. También planearon robar una camioneta Ford EcoS-port, pero finalmente la dejaron.
En uno de los puntos extremos de la amenaza, le gritaron a la dueña de casa que raptarían a una de sus hijas.
Mientras los ladrones daban vueltas por la vivienda, la mujer detectó un cuchillo fuera de la vista de la banda y con ayuda de uno de sus hijos, también atado, logró liberarse y tras arrojarse por una ventana inició la carrera por el campo. En el mismo momento, su esposo tenía la misma oportunidad en la otra punta de la vivienda. También la aprovechó, pero detrás suyo iban los ladrones, quienes finalmente no pudieron alcanzarlo y resolvieron volver y dar por terminado el asalto.
Mientras se llevaban todo lo que podían de la casa el matrimonio se reencontraba en la estación de servicio ubicada en el kilómetro 60. De vuelta en casa, se reencontraron con los chicos y el tío, pero faltaban los 10 mil pesos, una computadora portátil, cuatro garrafas, una amoladora y un taladro.
La familia de quinteros lleva alrededor de un año en la chacra de unas seis hectáreas sobre la ruta. No había sufrido robos ni hurtos. Por eso, ayer no salían del asombro y la indignación. En este desconcierto seguía sonando en la casa la insistencia de los asaltantes por mencionar que alguien les había dado el dato de que tenían mucha plata. “El nombre coincide con el de alguien conocido en la zona”, dijo la fuente que habló con este diario en la zona.
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