En la ola de delitos, el presupuesto del miedo puede superar los 20 mil pesos
Edición Impresa | 3 de Diciembre de 2017 | 03:30

Si es cierto que cada crisis crea una oportunidad a ésta la aprovechan los comercios y empresas dedicados a la venta de dispositivos para prevenirse de los robos en viviendas autos y comercios, que reportan crecimientos de venta, en casos del 50 por ciento en los últimos meses.
A partir de la hasta aquí imparable ola de delitos que afecta a la Ciudad hay una demanda generalizada de mayor protección policial. Mientras se espera respuesta, en los barrios se apela al bolsillo familiar para encontrar la tranquilidad que el Estado hoy parece estar lejos de brindar.
Los vecinos piensan la seguridad en privado, reforzando la protección de las viviendas y también en público, con las alarmas vecinales como dispositivo de amplio crecimiento en los últimos meses. “Voy a una reunión vecinal y la gente pregunta por todo. Alguien que participa de la alarma vecinal y tiene una en la casa quiere sumar cámaras”, señaló un empresario de la Ciudad dedicado a la seguridad.
En los comercios y empresas consultados que se dedican al rubro coincidieron en marcar la demanda en alza, especialmente en dispositivos electrónicos y eléctricos de detección, como las alarmas de casas y autos, las cámaras y las cerraduras magnéticas. En esa góndola hay precios variados. Las alarmas para autos pueden estar entre 2 y 3 mil pesos, pero la que se usan en las casas arranca en 7 mil y puede llegar a 20 mil.
Los sistemas de cámaras, según negocios del ramo pueden costar más de 15 mil pesos. Una cerradura confiable o bien la combinación entre dos cerraduras, sumará entre 1.200 y 2 mil pesos. En este tipo de herrajes avanza el de cierre magnético que permite la apertura remota en los comercios. Para eso, en algunos negocios ya gastaron alrededor de 2 mil pesos.
Entre los instrumentos más nombrados últimamente del kit de la seguridad está la alarma barrial, que requiere de un grupo de vecinos en acuerdo para pagarla y luego usarla en situaciones de emergencia. Se trata de un dispositivo compuesto por sirenas con capacidad para sonar a alto volumen en la calle y luces potentes, que pueden suplir o complementar al alumbrado público. La función básica es alertar sobre una situación sospechosa o una emergencia. Para eso, hay que hacer sonar la alarma con un control remoto, del que dispone cada vecino que participa del plan de alerta.
Para formar parte, hay que desembolsar una cantidad variable de dinero, que puede ir de los mil a los dos mil pesos, según contaron varios frentistas que forman parte de estos grupos.
El cálculo depende de la cantidad que participe de la “vaquita” para pagar el equipo, que ronda los 8 mil pesos. A eso se suma el costo del control remoto, que puede estar entre los 350 y 380 pesos por cada aparato. En algunas familias compran hasta cuatro, uno para cada integrante.
“El incremento en la demanda es notable en los últimos meses. Día a día aumentan los pedidos”, contó Damián Delgado, un comerciante platense del rubro, que en estos días recorre asambleas barriales y grupos espontáneos de vecinos. Según detalló, la demanda brota en los barrios afectados por asaltos violentos. “En Ringuelet a partir del caso de Abril tuvimos llamados. Incluso estuvimos charlando con vecinos en 6 y 510”, a pocas cuadras de donde vivía la nena de 12 años asesinada hace un mes en un asalto, justamente en la puerta de su casa, en 510 entre 11 y 12. En esa cuadra hay alarma vecinal. Y cámaras domiciliarias que captaron toda la secuencia de violencia y muerte.
También es fuerte la demanda en La Loma, con bocinas en 25 entre 39 y 40, 25 e 41 y 42, o 41 de 22 a 25, por ejemplo. A pocas cuadras, el complejo deportivo “Montego” fue el nuevo punto elegido por delincuentes que entraron armados hace 10 días en el momento de mayor de circulación de clientes, niños y adultos, del día. Según su dueño, Gustavo Atkinson, fue el primer hecho de este tipo en 25 años, pero igual había tomado previsiones, reordenando el sector de ingreso y colocando 32 cámaras. El sistema no disuadió a los ladrones, pero permitió identificarlos a través de las imágenes de video, indicó la Policía, que todavía no logró detenerlos.
A cuatro cuadras del complejo, en 40 entre 25 y 26, hace poco menos de un mes fue asesinada en una entradera Catalina Mezza Ferreira, una vecina de 62 años. Matías Castaño vive a la vuelta, en 41 entre 24 y 25, conocía a Catalina porque vivió siempre en el barrio. Antes de este crimen, con sus vecinos decidieron poner una alarma de uso común . “Desde hace 7 u 8 meses venimos pidiendo protección policial por una serie de delitos que sufrimos desde principios de año, cada vez con más frecuencia. Armamos un grupo de 22 vecinos y pusimos una alarma con dos sirenas y reflectores”, contó.
En la cuadra tuvieron que poner unos mil pesos cada uno. “No podemos decir si bajo el delito. Creo que no hay forma de parar esto, pero el impacto en el vecino es bueno porque estamos unidos, tenemos un grupo de mensajes en el teléfono y nos avisamos si hay algo sospechoso”.
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