Depresión en los niños

Por DR. NORBERTO FURMAN
Doctor en kinesiología y fisiatría

La depresión en los niños es una enfermedad importante que en ocasiones pasa inadvertida a la familia y se caracteriza por falta de interés por las cosas que ocurren a su alrededor, diminución de la atención, alteraciones del sueño y disminución de la memoria.

Estos estados depresivos pueden ser transitorios y suelen desaparecer a medida que el niño crece y madura su personalidad.

En otras oportunidades estos síntomas no remiten, tornándose más preocupantes su persistencia, por lo que resulta imprescindible una solución de base.

Los niños en etapa sospechosa de padecer una depresión parecen tristes, son más retraídos que sus pares, quienes los catalogan de ser aburridos, sobre todo por su falta de interés en la participación de las actividades lúdicas.

Se caracterizan por su insatisfacción, su descontento y aunque parece mentira, al ofrecerle ayuda, la rechazan rotundamente, a veces con mal modo, lo que llama poderosamente la atención de los mayores.

No es raro que sufran pesadillas que pocas veces comentan al levantarse.

Estos síntomas por lo general tienen un punto de partida, una situación que los dispara y no siempre es algo que los adultos consideran grave.

Pero para el chico, los más pequeños detalles pueden representar un mundo.

Muchas veces mudarse de vivienda o cambiar de colegio con lo que pierde contacto con los antiguos compañeros, pueden ser factores desencadenantes de una depresión.

Pueden también influir los problemas cotidianos y los conflictos de los adultos, que los absorben como esponja o las situaciones de enfermedad o pérdida de seres queridos son causa suficiente para que los chicos con predisposición a la depresión la desarrollen.

El paciente puede presentar, como una variante de la depresión, aspecto de decaimiento o reacción de rebeldía, presentando una imagen negativa de su persona aparentando ser el malo de la película.

Estos casos son frecuentes ante la separación de los padres y que el chico no puede elaborar la pérdida va aumentando su agresividad que, en realidad encubre una depresión.

Para tratar esta afligente enfermedad, es de suma importancia la consulta con el especialista, siendo el psiquiatra el indicado, si bien a ningún padre le gusta, en ocasiones es necesario.

Los tratamientos a tiempo se basan en psicoterapia y algunos medicamentos que, implementados a tiempo, logran soluciones a veces definitivas del problema.

Negar una depresión es negarle a un niño la posibilidad de atenderse y curarse, carga que llevaremos sobre nuestra conciencia por el resto de nuestras vidas.

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