Una argentina pudo unir a nado las islas Soledad y Gran Malvina en el Atlántico Sur
| 14 de Febrero de 2017 | 02:41

La nadadora argentina de aguas frías Alejandra Broglia unió ayer a nado las islas Jersey Point, en la Gran Malvina, y Fanning Head, en la isla Soledad, confirmaron sus familiares, luego de que la nadadora pudiera meterse al agua y, tras 1 hora y 36 minutos, recorrer los 5,6 kilómetros que separan las dos islas.
“La ventana de buen tiempo que hubo le permitió realizar la travesía”, dijeron sus familiares tras comunicarse con la deportista por vía satelital.
Residente en Río Gallegos, la mujer realizó el recorrido acompañada por su hija Carolina Catellani, como timonel, y el nadador de rescate Cristian Espínola, como guía.
Broglia concretó así un nuevo desafío, luego de haber cruzado el Lago del Desierto en abril de 2014, el Estrecho de Magallanes en enero de 2015, el doble cruce al Canal de Beagle (de Argentina a Chile y de Chile a Argentina) en abril de ese mismo año, y en diciembre último, los lagos Argentino, Posadas y Pueyrredón, en Santa Cruz.
Broglia había partido en vuelo de línea hacia las islas Malvinas con el firme propósito de unir a nado la distancia existente entre Jersey Point, en la Gran Malvina, y Fanning Head, en la isla Soledad.
“La previsión del tiempo se mantiene en los últimos días, con un aumento del viento, y hay una ventana de buen tiempo que marca vientos de entre 13 y 20 kilómetros por hora a partir de las 5 de la mañana”, había precisado la deportista antes de embarcar en el aeropuerto de Río Gallegos, Santa Cruz.
La nadadora explicó que en Malvinas aclara a las 6 de la mañana y tiene una hora de navegación desde el Puerto San Carlos hasta Jersey Point, por lo que “la idea era salir muy temprano a la madrugada, esperar las condiciones, y a las 7 entrar al agua para nadar, porque al mediodía ya el viento tiene intensidad fuerte”.
Afortunadamente, todas las previsiones se cumplieron y la nadadora argentina pudo concretar su propósito. Más aún, la acompañó una ligera lluvia, por lo que nadó en esas condiciones, lo que representó una ayuda, porque cuando llovizna o llueve el mar se calma.
No obstante, la dificultad estuvo en atravesar siete corrientes fijas de distintas direcciones, que en buenas condiciones climáticas le significó tener que recorrer casi 6 kilómetros.
Con este panorama, la mujer enfrentó temperaturas de entre 6 y 8 grados con un traje de neoprene y doble gorro de silicona, y una vez de regreso en el velero que la asistió tuvo un día completo de navegación hasta Puerto Argentino, donde permanecerá hasta el regreso, previsto para el 18 de febrero, dado que el vuelo es semanal.
“Si no se daba la ventana de buen tiempo, la próxima posibilidad recién se hubiera presentado para el miércoles, así que nos tendríamos que haber quedado en mar abierto hasta esa fecha”, le contó a sus familiares.
La nadadora viajó con su hija Carolina y con un nadador de rescate, y debió contratar una embarcación de Barbuda y Antigua, que la esperó en el Puerto de San Carlos.
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