Plaza Moreno de noche, un boliche a cielo abierto con pista para las picadas de motos

Música a todo volumen, alcohol y carreras sobre el espacio verde, una postal del descontrol

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Es la zona más ruidosa de la Ciudad. Y tiene una particularidad que la hace única: lo es tanto en pleno día como a horas insólitas de la madrugada. La plaza Moreno, corazón geográfico del casco urbano, es también el epicentro de un descontrol que alarma a los vecinos: en las narices del Palacio Municipal, bandas de adolescentes -y no tanto- se adueñan del espacio público, lo degradan con sus motos, corren picadas, atemorizan a los transeúntes, lo convierten en un improvisado boliche, y ponen en riesgo a los automovilistas circulando contramano.

El alcohol, que corre generosamente y en todas sus versiones, desde la botella de cerveza a los tragos que se improvisan en envases de plástico recortados, es uno de los combustibles de la movida; la música, propalada desde potentes sistemas instalados en los autos, otro. El rigor del invierno había aplacado ligeramente los ánimos festivos de los grupos motoqueros de baja cilindrada, pero desde que comenzó el verano las quejas vecinales recrudecieron.

El sueño, rehén del ruido

“Estamos condenados al insomnio” se lamenta Javier, uno de los habitantes de la torre de 12 y 54, que prefiere mantener su identidad en reserva como la amplia mayoría de los denunciantes. “Algunos de estos muchachos son bastante ‘pesados’, y nadie quiere poner la cara para que tomen represalias contra él o su edificio”, explican en derredor de la plaza, cuyas mediciones de ruido más recientes, realizadas en horario diurno, marcaron picos de 98 decibeles.

“Si pudiéramos dormir a la noche, el barullo de la mañana y la tarde sería secundario” subraya María Esther Gómez, de 50 entre 13 y 14: “los parlantes de los autos retumban en las ventanas de los departamentos como un terremoto; las vibraciones son terribles. Algunos se juntan en los puestos verdes y otros van directamente al medio de la plaza y arman carreras a cualquier hora, sobre todo los jueves y domingos”.

También se hacen carreras en la calzada de 54 entre 13 y 12 -a veces se extienden hasta 7-, aunque no siempre coinciden con el sentido de circulación de la calle. Es habitual toparse con decenas de motos contramano, esquivando coches como si de un juego de consola de videos se tratase. Algunos fines de semana, la cantidad de rodados supera el centenar.

“Tuneadas” para exacerbar los sonidos de la combustión de los motores y los “cortes” de aceleración, con los caños de escape convertidos en cajas de resonancia, las motos tipo “scooter” y los ciclomotores ganan espacio entre los motoqueros. A fines del año pasado, un recrudecimiento de las furiosas carreras clandestinas en el Paseo del Bosque llevó al municipio a evaluar el cierre nocturno del paseo. Hubo operativos de fiscalización que disuadieron a algunos y se toparon con la encarnizada resistencia de otros, tanto que le dispararon a un inspector de la Comuna.

En la zona de plaza Moreno se preguntan si los desplazados del Bosque encontraron allí un nuevo lugar de pertenencia, y encuentran llamativo que el desafío a las normas de convivencia ocurra a metros de la comisaría 1a. “No sabemos si son los que estaban en el Bosque y por los operativos se vinieron para acá, pero cada noche es peor”, se plantea. Lejos quedaron los tiempos en que los motoqueros se convocaban en ejes de la periferia local, avenidas 44 o 520, ruta 36, las avenidas de Circunvalación. Ahora, una cadena de mensajes de WhatsApp configura los encuentros en cuestión de minutos.

Este “vale todo” tiene lugar, además, frente a la Catedral. Hace poco más de un año el arzobispo de La Plata, Héctor Aguer, la describió en un artículo aparecido en este medio como “La Plaza del Ruido”. Entre otros aspectos, aludía allí al “atentado nocturno, y hasta la madrugada, de coches que circulan o se detienen en la zona con las ventanillas bajas y la música al máximo volumen. Música infrahumana, con voces que no dicen nada; sólo repiten incansablemente monosílabos. Además, las motos que parecen tirar bombas con sus escapes acondicionados”.

El alcohol, que corre generosamente y en todas sus versiones, es uno de los combustibles de la movida

En la secretaría de Convivencia y Control Ciudadano afirman que se realizan controles periódicos “no sólo en plaza Moreno, sino en otras plazas y parques, con pedido de documentación de motos y otros rodados”. Y que el objetivo es lograr que los espacios públicos “sean lugares seguros, para que las familias platenses los disfruten con tranquilidad”.

“Estamos trabajando sobre esta problemática; tenemos claro que existe y que perjudica a los vecinos” señala Roberto Di Grazia, titular de la repartición comunal: “todos los fines de semana se secuestran motos, conjuntamente con la Policía Local, con el fin de terminar con las picadas y los ruidos molestos”.

En ese marco, la Comuna informó que anteanoche se desplegó un operativo de control vehicular en Plaza Moreno donde se verificó la documentación de los vehículos, la licencia de conducir, la VTV, el seguro y el estado de alcoholemia de los conductores.

“Durante el procedimiento se controlaron un centenar de vehículos y se sacó de circulación a siete automóviles y una motocicleta por distintas irregularidades”, se precisó.

 

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