Agobiante: muertes, amenazas y paros en otra semana sin luz

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Fue, en todo sentido, una semana agobiante. El calor no dio tregua y alcanzó, en La Plata, niveles casi desconocidos: el miércoles se registró, después del mediodía, una térmica de 44 grados. No se podía estar en ningún lado. Pero miles y miles de familias tuvieron que soportarlo sin luz. Fue “una tortura”, como lo describió EL DIA en la tapa de ayer. Porque atravesar sin energía eléctrica temperaturas como las de estos días, es quedar atrapado en una telaraña de penurias y de angustia que se hace insoportable. Cuando más se necesita, menos garantías ofrece el servicio de Edelap.

El inventario es infinito: comerciantes que pierden mercadería y deben cerrar más temprano; personas mayores que no pueden bajar de pisos altos durante veinte o treinta horas; gente que no se puede bañar en su casa; que no puede dormir por la imposibilidad de encender un ventilador; que ni siquiera puede cocinar. No es sólo una expresión: así no se puede vivir.

Pero la semana había empezado con algo peor: mataron en un asalto a un matrimonio en La Granja. Era gente de trabajo, muy querida en el barrio, que ya habían sufrido en diciembre un asalto salvaje. Fueron a buscar plata y, como no tenían, los golpearon hasta matarlos. Pasó toda la semana y los asesinos no aparecen. ¿Hay que resignarse a hechos de este calibre? El barrio salió a la calle a gritar su indignación. Pero ahí no estaban ni el ministro de Seguridad, ni el jefe de la Bonaerense. Nadie que, por lo menos, fuera a decir lo mínimo: que se hará todo lo posible por detener a los responsables. En la Provincia, los muertos de la inseguridad son (siguen siendo) cosa de todos los días.

Otra noticia impresionó a los platenses: dos profesoras amenazas de muerte para que aprobaran a todos. A una le mandaron una bala, para que no tuviera duda de que la cosa venía en serio. Ahí tampoco estuvo el ministro de Educación de la Provincia, aunque sea para decirles a los docentes y a los padres que contaran con apoyo y contención.

Fue, por supuesto, la semana en la que se confirmó lo que este diario ya anunciaba desde el inicio de febrero: no habrá un normal reinicio de clases. El año escolar arranca teñido de conflicto.

Es la historia de siempre: paritarias “sobre la hora” y una discusión de coyuntura que deriva en paros. Ni siquiera parece haber un debate distinto y de fondo que, de alguna forma, marque un cambio en la dinámica del conflicto. No se discute, por ejemplo, cómo racionalizar el presupuesto educativo (casi el 30 por ciento del total del Presupuesto bonaerense) para pagarles más a los docentes y mejorar las condiciones de la escuela pública.

Entre esas angustias agobiantes, llegó el carnaval. Para comerciantes que pasaron la semana sin luz, tantos feriados tampoco son una buena noticia.

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