Fútbol y clases no empiezan en un país donde sobra suspenso
Edición Impresa | 26 de Febrero de 2017 | 03:28

Mail: afcastab@gmail.com
CALOR QUE QUEMA.- ¿Empiezan las clases? ¿Empieza el fútbol? En este recalentado verano, la humedad no es lo que más daña. Febrero aportó algunos ajustes que nos desajustaron bastante. Y ahora se sabe que esos brotes verdes tan prometidos recién estarán listos a principio de otoño. Los cortes de luz, las tarifas y el atraco avanzan en un país que hace la siesta mientras los sonámbulos de siempre le preparan al Gobierno un invierno ventoso. El vecino consulta la meteorología como antes hacía con el dólar. ¿A cuánto está la térmica? El calor no afloja y Macri pide poner todo a 24. ¿Hablará del aire acondicionado o de la inflación? Ciclones y anticiclones se disputan calles y expectativas. Las clases y el fútbol son un clásico de finales del estío. Hay que rehacer el fixture porque pararán maestros y jugadores. Sin escuela y sin cancha, el menú de juegos hogareños se agota rápidamente. Y las mamis se preocupan porque el crío no puede ir a la escuela y el papá no puede ir al fútbol. Que mal o bien le daban una tregua. Lo de atrasar el comienzo del ciclo lectivo es una fábula bien conocida. ¿Por qué no anuncian que la escuela arrancará a mediados de febrero y dejan que Baradell se dé el gusto de atrasar como siempre las clases una quincena? Lo del fútbol es algo más novedoso. Pero los dos reinicios le sumaron suspenso a un gobierno que sigue comenzando. La Ciudad, con mesas afuera y ánimo fogoso, no sabe cómo gestionar una realidad que deja a unos sin luz a otros sin agua y a todos tiritando. Los políticos se preparan para la doble competencia electoral. Unos fueron a veranear a la costa y otros a Comodoro Py. Cada uno buscando el mejor dorado para un año que va a dejar varios quemados pidiendo salvavidas.
¿Empiezan las clases? ¿Empieza el fútbol? Las mamis se preocupan porque el crío no puede ir a la escuela y el papá no puede ir al fútbol. Que mal o bien le daban una tregua
¿A cuánto está la térmica? El calor no afloja y Macri pide poner todo a 24. ¿Hablará del aire acondicionado o de la inflación?
PATRULLAJE HOT.- Lo de la policía santafesina da mucho que hablar. Como salen a patrullar en yunta, la tropa ha desarrollado un sentido de la camaradería muy amplio. El sucedido fue en un móvil de la repartición. Por causas que se ignoran, un femenino y un masculino fueron sorprendidos in fraganti. Mientras desde la central avisaban de un robo, una policía entraba en acción en la cabina y se entretenía merodeando por las inmediaciones del compañero de recorrida, que eso sí, permaneció siempre con uniforme, porque el deber no se negocia. ¿Por qué ella decidió grabarlo? ¿Y por qué esta oficial tan comedida permitió que su ex, que también es policía -¡qué lealtad con la fuerza la de esta chica!- husmeara en el teléfono? Hubo peritajes en tapizados y uniformes. Ella devolvió la credencial y él entregó la pistola. Los pasaron a disponibilidad por exhibicionistas. El jefe de la repartición explicó que hay que interrumpir lo que sea cuando alguien pide ayuda. Ella en su descargo dijo haber preferido, como le enseñaron, a responder a lo más próximo y lo más urgente. Hizo justicia por boca propia, haciendo honor a estos cursos de capacitación que incluyen esas atenciones. El otro caso es del comisario de Arroyo Leyes, un pueblito rural de 5 mil habitantes. Los vecinos le avisaron que dos chicos estaban robando. Pero como la policía no aparecía, decidieron ir a la comisaría. Estaba cerrada. Tocaron la puerta varias veces hasta que al final, somnoliento y extrañado, el comisario explicó que “no fui para no dejar sola a la comisaría”. Eso es lo que tiene la policía: algunos son medio dormidos y otros, demasiado despiertos.
CHAMPAN SI, AGUA NO.- “Espere, presidente”, se oye decir a la reina española, al advertir que Macri, al proponer un brindis, había tomado la copa con agua en lugar de la que contenía el champán. Brindar con agua es un mal presagio, dice una superstición. El aviso de la reina Letizia logró evitarle alguna mala suerte extra a un gobierno recargado de equívocos. Fue un pequeño blooper que ganó espesor porque Macri ha venido tropezando en temas que están más allá de cualquier brindis. La reina logró poner a salvo a un presidente que a esta altura no puede darse el lujo de desafiar ninguna superstición. Los errores preocupan. Y no siempre habrá una reina al lado. En una entrevista con Nelson Castro, en TN, la vice Gabriela Michetti admitió que el acuerdo entre el Estado y la empresa Correo Argentino “fue un error grave que se dejó pasar. Tenemos que minimizar estas equivocaciones”, sostuvo Michetti.
La conocida frase de Borges -“los peronistas no son ni buenos ni malos, son incorregibles”- sesenta y cinco años después encontró al fin su corolario: “Los macristas no son ni buenos ni malos, son corregibles”.
(*) Periodista y crítico de cine
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