Tres delincuentes asaltaron a un escribano en su casa de Gorina
Edición Impresa | 28 de Febrero de 2017 | 03:51

Ayer al mediodía, cuando el escribano Luciano Scatolini (42) se encontraba en su casa de Gorina, aparecieron tres delincuentes armados, que le hicieron vivir una verdadera pesadilla.
Según contó en primera persona, “no me mataron de milagro”, ya que le efectuaron un disparo, que perforó la entrada a su habitación.
“Fue algo reflejo. Los vi venir por el pasillo, cerré la puerta del dormitorio y me tiré al suelo. Ahí me dispararon a matar. Zafé por poco”, explicó en diálogo con este diario.
El hecho ocurrió en la calle 485 entre 132 y 132 bis y se pesume que los ladrones accedieron al interior de la propiedad tras saltar una pared y forzar una ventana-balcón.
El parte oficial mencionó que la víctima, que además desempeña funciones en la Subsecretaría de Tierras bonaerense, terminó encerrada.
Lo que no refleja esa comunicación fueron las patadas y los golpes de puño que recibió en distintas lugares del cuerpo.
“Creo que no eran improvisados. Sabían dónde estaban, sabían que era escribano. Me lo hicieron saber varias veces”, explicó.
“Uno era grande, tenía unos 50 años. Y del que me disparó, recuerdo sus ojos claros. Además usaban pistolas nueve milímetros con proyectiles encamisados (perforan chalecos antibala)”, detalló.
“Me lo dijeron los peritos de Policía Científica. Si no me tiro al suelo, me pega en medio del pecho. Volví a nacer”, agregó.
Respecto del botín del robo, los ladrones se llevaron una importante suma de dinero, cuya cantidad no trascendió, y al menos tres relojes.
“Era plata de una escritura, más algo más que tenía en casa”, dijo Scatolini.
MUY VIOLENTOS
De entrada, indicaron los voceros consultados por EL DIA, los delincuentes le exigieron al escribano que no los mirara, para garantizar su impunidad. Y así se manejaron durante el tiempo que duró el robo: con agresiones y amenazas.
Después, una vez que se dieron a la fuga, el profesional tuvo que hacer un esfuerzo extra para desatarse y pedir ayuda.
Fue una comitiva policial del Comando de Patrulla La Plata la que acudió a su domicilio y le brindó inmediata contención, atento el cuadro de nerviosismo que atravesaba. También se hizo presente un equipo de emergencias médicas.
“Estoy golpeado, pero nada que no se recupere. Lo más importante es la vida”, agradeció.
Sin embargo, hubo un hecho que al escribano no se le pasó por alto: sus dos pequeños hijos, de 2 y 5 años, hacía media hora que se habían ido con la madre, ya que está divorciado. Ese fue otro motivo para rescatar en medio de la impotencia por este grave episodio de inseguridad, cuyas connotaciones ahora son materia de investigación.
Por el caso, se inició una investigación judicial, que quedó a cargo del fiscal Alvaro Garganta.
Scatolini, por último, dejó sus dudas sobre si se trató de una víctima más del azar que muchas veces rodea a la delincuencia: “No lo sé, no puedo precisarlo. Tenían datos y es todo muy reciente”, concluyó.
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